Capítulo 25

52 1 0
                                    

LEEANNA.

Me despierto al sentir algo deslizarse por mi brazo derecho. Gimo en tono de queja y vuelvo a acomodarme en la cama, pero vuelvo a sentir el apretóm y me veo obligada a abrir los ojos y darme la vuelta.

—Buenos días cariño.

—Buenos días — sonrío.

Rubén sonríe y acerca su rostro al mío para besarme. Sonrío durante el beso y él imita mi acción, apretándome más contra él. Nos separamos y frotamos narices.

Pasaron varias semanas desde nuestra reconciliación. Las cosas van de maravilla, y son los mejores días que pude disfrutar de mi vida, estando junto a él.

—¿Qué tal has dormido?— me pregunta mientras yo apoyo mi cabeza en su pecho.

—Muy bien, ¿y tú?

—Igual.

Levanto la vista para mirarlo y él me sonríe, vuelve a acercarse para besarme pero un grito nos hace separar.

—¡MAMÁ!

Noah nos mira con cara de asco.

—¡Noah!— me tapo lo más que puedo para evitar que mi hijo me vea desnuda.

Dios que vergüenza.

—Noah ve a tu cuarto — le ordena Rubén.

—¡Sois unos cerdos!— dice y se larga de la habitación.

Rubén estalla en carcajadas y yo me escondo en las sábanas, roja de la vergüenza. Ya no podré a ver a Noah con los mismo ojos.

—Tranquila Lee— me destapa —En algún momento él también lo hará - dice y me besa la frente.

—Ni me lo recuerdes.

Hoy Noah tiene un importante partido en donde si su equipo gana, recibirán una medalla a mejores jugadores. Está más que nervioso y entusiasmado.

Desayunamos los tres juntos en el salón, mientras escuchábamos los comentarios de Noah, quien estaba muerto de miedo por si llegaban a perder.

—¿Y si me tropiezo y pierdo la pelota? ¡¿Y SI ME LA METO EN PROPIA?!— grita mientras camina de un lado a otro con ambas manos en su cara.

Rubén y yo nos reímos.

—Noah, yo soy capaz de meter gol en mi propia portería en un juego... Tú no, tu eres excelente en el fútbol — dice Rubén.

—¡Estoy nervioso!— se tira de boca al sofá.

—Verás que rodo irá bien.

—¿Puedo hacerles una pregunta?— se endereza y se sienta en sofá.

—Claro.

—¿Volveréis a pelear?— pregunta, con una mirada llena de tristeza.

Siento mi corazón marchitarse.

—No — dice Rubén.

—¿Lo prometéis? Quiero que seamos una familia normal.

—Por supuesto cariño, solo hemos tenido un par de conflictos como cualquier pareja — le digo.

—Pero en esos conflictos ambos salisteis llorando — se cruza de brazos.

—Si, pero esta vez es verdad Noah.

—¿Lo prometéis?¿Con el corazón?

—Prometido — decimos al unísono.

Noah se acerca y nos abraza. Miles de sensaciones recorrieron por mi cuerpo al momento de abrazarnos los tres juntos. No quiero separarme de ellos nunca, ahora son mi familia y los protegeré con mi vida entera.

Un año para recordar. (Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora