Capítulo 18.

1.5K 132 35
                                    

NARRA LEANNA.

—¿Qué haces aquí? — pregunté, con un tono de confusión y enojo.

Muy cliché la pregunta.

Rubén abre la boca para responder pero la cierra rápidamente al observar mi vestimenta. Abre los ojos y se dispone a mirarme de pies a cabeza, lo que hace mi cara enrojecer.

Carraspeo para que vuelva su atención a mis ojos.

-Estás hermosa — sonríe.

¿Acaso está de broma?

-¿Qué quieres? — repito, más molesta que antes.

Borra su sonrisa y se rasca suavemente la cabeza, con un ligero nerviosismo.

-Venía a hablar contigo.

-Fantástico — murmuro.

Rapidamente intento cerrarle la puerta en la cara pero él pasa medio cuerpo impidiendo que termine mi acción por completo.

-Lee...- suplica -Por favor...

¿Qué hago? Su voz suena ronca. Ahora que lo tengo cerca puedo notar que tiene los ojos algo rojos, como si él también hubiera estado llorando. Me arrepentiría de lo que vendría después, estaba segura. Pero aún así lo dejé pasar.

No logra dar ni tres pasos dentro del departamento cuando se escucha a Noah gritar su nombre y correr con los brazos abiertos hacia él.

-¡Rubius!

-¡Noah!

Los veo abrazarse como si no lo hubieran hecho en años, y yo no puedo evitar sentirme como la mismísima mierda.

-Gracias por venir — oigo que Noah susurra en su oído.

¿Gracias por... ?

Rubén lo baja y le guiña un ojo, y yo no puedo estar más confundida y sin conseguir atar los cabos.

-Pues... ¡Yo ya me voy a dormir!

Noah corre por el pasillo hacia su cuarto, dejándonos escuchar el portazo de su parte y dándonos la bienvenida al silencio y conversación incómoda. Volteo mi vista hacia Rubén que me mira con una sonrisa pero la borra al darse cuenta de que no le imito el gesto. Baja la mirada y murmura algo que yo no entiendo.

-Yo...

Me sobresalto al verlo caer de rodillas y juntar sus manos como si estuviera rezando.

-¡Perdóname Leelee! - grita - ¡Por favor! Fue todo un malentendido, ella es sólo mi amiga. ¡Nosotros no tenemos nada que ver! – dice, apurado y con tropezones en la voz.

Cierro los ojos y respiro profundamente.

-Primero que nada, cálmate - le digo, pero Rubén se para de golpe, asustándome.

-No me puedo tranquilizar - dice - Me tranquilizaré cuando me perdones.

—Pues...

—Sé que soy gilipollas por haber dejado que me bese... – explica —Pero tienes que entender que yo no sabía qué era lo que teníamos exactamente, hasta que vi como reaccionaste y bueno, supuse que sí.

Puse los ojos en blanco ante lo último y abrí la boca para reclamarle pero me interrumpió.

—Supongo que llegué tarde ya que ya estás con una cita romántica esperando por ti — tristeza hay en su voz.

-¿Cita romántica?- repito riendo -¿Quién te ha dicho eso?- me cruzo de brazos.

Quiero saltar a besarlo, pero me resisto.

Un año para recordar. (Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora