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Me desperté la mañana siguiente con el mejor dolor de cabeza que había tenido en años. Me moví entre las sábanas y no sentía mi cuerpo. Me enderecé y al segundo vomité al costado de la cama.

- Mierda - Dije. Miré el reloj - ¡Mierda! - Volví a gritar al ver que eran las cuatro y doce de la tarde.

Luego de asearme bajé por comida.
Al llegar a la planta baja, por desgracia, me encontré a mi padre realizando cuentas. Me miró, se sacó sus anteojos y dejó su pluma. Después, miró su reloj y se cruzó de brazos.

- Yo...

Alzó su mano en alto para que hiciera silencio - No quiero tus estúpidas explicaciones - Me interrumpió - Sólo voy a decirte que no dejaré que la gente piense que no puedo manejar a una mocosa como tú ¿Entendido? La próxima vez que faltes a una cita con un cliente, juro por mi madre Brooklyn Anne Miller, que te arrepentirás.

Sólo me limité a asentir.

- Ahora ve y pídele a la mujer de la cocina algo de comer.

Volví a asentir. Tomé unas pastillas para la cabeza e instantáneamente las cartas vinieron a mi mente. Los nervios se apoderaron de mi mente. Corrí escaleras arriba y busqué mi teléfono móvil.

Unos, dos, tres tonos y finalmente atendió - ¿Si? - Preguntó con voz de dormido.

- Oh, lo siento ¿Estabas durmiendo?

- ¿Quién habla? - Preguntó ignorando mi pregunta, molesto.

- Oh, soy Brooke - Dije y quedamos en silencio por unos segundos - Sólo llamaba para preguntar por las cartas.

- ¿Si?

- Mmm... ¿Dónde están?

- Las tiene Jesús - Contestó.

- Oh, que vergüenza, lo siento, es que... - Dije ruborizándome.

Escuché una suave risa - No lo recuerdas - Dijo y fruncí mi ceño - Le entregué las cartas a Jesús, un amigo, él iba a devolverlas sin que se den cuenta ya que tiene acceso a la casa - Dijo y suspiré aliviada.

- Es un alivio.

- Lo es - Dijo y nuevamente quedamos unos segundos en silencio.

- Bueno, gracias - Dije y colgué de inmediato. Eso había sido extraño.

Volviendo a mi rutina, debía ir en busca de las tarjetas de invitación para la fiesta de cumpleaños que realizaba mi padre todos los años.
Luego de recogerlas y organizar con las personas que se encargarían de la bebida y la comida, decidí ir por un café a la cafetería donde trabajaba Beth - Buenas tardes Beth - Dije al acercarme a la mesada.

- Brooke, linda, no te he visto por aquí en la mañana - Dijo con una amplia sonrisa.

- Día complicado - Dije y río.

- Lo imagino ¿Café?

- Uno, por favor.

Luego de una larga charla, cuando el sol comenzaba a esconderse, decidí volver a casa. Caminaba por una de las calles menos transitadas de la ciudad cuando siento un paso acelerado y fuerte detrás de mí. No alcancé a darme vuelta completamente cuando una persona ya me había empujado. Luego de volcar el café, pude ver a la misma chica que días atrás había intentado matarme, frente a mí. Se acercó y me golpeó el pómulo izquierdo con su mano derecha. Caí al suelo y sujeté mi cara con mis manos. Nuevamente se acercó y me tomó de mi abrigo - La próxima vez que robes algo, te acordarás de mí idiota, nadie juega conmigo - Dijo y me soltó para luego irse corriendo.

Crossed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora