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Oh, lo había olvidado, debía llamar a Brooklyn. Tomé mi teléfono móvil e hice la llamada. Uno...tres... cinco tonos y nadie respondió. Fruncí mi ceño, era extraño que no lo hiciese, más aún cuando me había dicho que no importaba la hora. Alcé mis hombros. El ruido de la puerta de entrada llamó mi atención, debía ser mi madre. Miré el reloj que llevaba en mi muñeca. ¿Qué hacía aquí tan temprano? Me acerqué y efectivamente era ella. Con un pequeño moretón debajo de cada ojo.

Con una tímida sonrisa se acercó y besó mi mejilla por un par de segundos - Te extrañé, cariño - Dijo mirándome fijamente, luego me abrazó. Fruncí mi ceño ante el repentino afecto.

Sonreí y asentí - ¿Qué te sucedió debajo de los ojos? - Fue lo primero que pregunté.

- "Yo también te extrañé, mamá. Qué gusto verte" - Dijo en un intento de imitar mi voz, a medida que se hacía paso para saludar a mis otros hermanos.

Sonreí y rodeé mis ojos. La seguí hasta llegar a la cocina - ¿Y bien? - Pregunté.

Sonrió - Me he caído en el trabajo, por eso estoy aquí tan temprano.

- ¿Te caíste y te lastimaste los ojos? - Pregunté con una ceja en alto, apoyando ambas manos en la mesa.

Frunció su ceño - Caí y me golpeé con un mueble de la sala de estar, mi jefe me llevó al hospital y me dejó libre, por eso estoy aquí - Dijo en tono de enojo - Cálmate, James.

Volteó y comenzó a cocinar la cena - ¿Quieres que te alcance la correspondencia? - Asintió sin mirarme. Estaba enfada conmigo.
Marché fuera de la vivienda y tomé unos pocos sobres que reposaban en el buzón, que se caía a pedazos poco a poco. Las llevé dentro y se las entregué. Me senté frente a ella mientras las abría. Cuando leyó la tercera carta, noté como su ceño se fruncía lentamente - ¿Qué sucede? - Pero ni siquiera levantó su vista. Acto seguido, cerró sus ojos con fuerza, hizo un bollo con el papel y lo lanzó al piso. Apoyó sus codos en la mesa y dejó caer su cabeza entre sus manos - Hey - Dije preocupado, a medida que me levantaba y apoyaba mis manos en sus hombro, parado detrás suyo. Estos últimos subían y bajaban, dándome a entender que lloraba - Mamá, dime qué sucede - Se mantuvo en la posición por unos segundos más, hasta que finalmente se enderezó y secó sus lágrimas. Volteó y apoyó su cara en mi pecho, debido a la diferencia de alturas. Cerré mis brazos y la contuve. 

- Ya no puedo seguir así - Dijo en un leve tono de voz - Ya no sé qué más hacer... Me esfuerzo para... Nada - Acaricié su pelo. Luego de unos segundos, continuó su relato: - Recortarán los subsidios por desempleo ¿Cómo viviremos? No dispongo de más tiempo para trabajar, y sin esta ayuda no llegaré a fin de mes - Me miró desalentada.

- ¿¡Qué!? ¡Maldita sea! - Me solté de golpe - ¡No pueden cancelar los subsidios! - Elevé la voz, furioso con toda aquella cantidad de mafiosos y corruptos que gobernaban nuestro país - ¿¡Cómo se supone que saldremos adelante!? ¡Ellos mismos fueron los culpables de que nosotros hayamos perdido nuestros empleos! - Pateé una de las sillas. Ella sólo se limitó a sentarse en otra, con su mirada perdida en quién sabe dónde. Coloqué ambas manos en mi cintura y respiré hondo para tranquilizarme. Cerré los ojos y miré hacia el techo.

Tom se acercó, cauteloso - ¿Mamá..? - Preguntó observando el asiento caído - ¿Estás discutiendo con James? - Abrí mis ojos.

Mamá negó lentamente con la cabeza. Abrió sus brazos - Ven, abrázame cariño - Así lo hizo. 

Mi móvil sonó, rápidamente lo tomé esperando la llamada de Brooklyn. Miré la pantalla, era mi mejor amigo - Mike - Dije retirándome hacia mi habitación.

- James, acabo de salvar tu pellejo.

Fruncí mi ceño - ¿Cómo así?

- No has ido a la apertura del hotel.

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2017 ⏰

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