"...Yo te perdono lo que sea,
menos lo que sabías
que me iba a doler
Y lo hiciste igual..."
Ni siquiera daban las ocho de la mañana en el reloj, cuando me puse de pie de un salto de mi cama. Otra vez encontrándome de frente con mi vieja amiga la resaca. Era incapaz de seguir durmiendo, sentía un frío recorriéndome la sangre que me hizo tiritar.
Estaba asustado, todo se había salido de control y no estaba seguro de que debía hacer ahora.
Me duché e intenté arreglarme lo mejor posible para no parecer un alma en pena vagando por las calles en la madrugada.
Iría a mi "trabajo" como cada día.
Pediría disculpas por haberle hablado de mala manera ayer, y le pondría mi mejor cara de buenos amigos al tal Beom.
En un momento todo estaría solucionado.
Necesitaba el informe para el juez que tendría que presentar en unos cuantos días, y debía asegurarme de tenerlo. Mi parte racional me decía que nada de eso era importante, pero la parte de mí que yo desconocía, que ni siquiera sabía que tenía, me estaba advirtiendo con un dolor agudo en el estómago que todo estaba realmente mal.
Eran cerca de las 8.40 cuando llegué allí.
No sabía porque, pero a medida que me acercaba una enorme angustia me atrapo y empecé a correr. Le encontré agachado sobre los miles de trocitos de cristal y papel que había en el suelo.
Intentaba rescatar lo que quedaba de los dibujos de los niños y las letras. Sus hombros estaban caídos y su cabeza baja. Se veía cansado, tristemente derrotado.
No tengo siquiera palabras para expresar todo aquello que me atravesó en aquel momento.
Me acerque despacio diciéndole bajito: —no te sientas tan mal, lo arreglaré y verás como queda de bien—
En cuanto apoyé mi mano en su hombro mientras le hablaba, él rápidamente se apartó.
Clavó su mirada en mí... y yo me sentí morir.
Sus hermosos ojitos estaban rojos, hinchados y pude ver rastros de lágrimas secas en sus mejillas. Se notaba que había estado llorando durante horas, quizá toda la noche. Pensé para mi mismo que exageraba, que era demasiado estar así por un simple marco de cristal y unos dibujos.
Lo que yo no sabía, era el latigazo mortal que él me daría después.
Se puso de pie con los restos de papeles en las manos, como quien intenta conservar un gran tesoro. Se detuvo delante de la puerta listo para entrar y se giró hacia mí.
—Vete de aquí y no vuelvas... Te firmaré el informe igualmente, que es lo único que te preocupa, pero no quiero volver a verte— soltó con la voz firme pero dolida.
—¿Qué estás diciendo?¿a qué viene esto ahora— pregunté con el estómago comprimido.
—Todo este tiempo...— dijo casi para sus adentros, mientras escondía su rostro de mí y el sonido roto de su voz se esfumaba en el aire...
De repente entendí todo... y nada a la vez.
—Puedo explic....— intenté decir.
Me interrumpió clavando su mirada directamente en la mía... mientras un par de lágrimas lentamente se perdían por las comisuras de sus labios.
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𝐄𝐥 𝐩𝐞𝐜𝐚𝐝𝐨 - 𝐘𝐞𝐨𝐧𝐆𝐲𝐮
Fanfiction~Las tentaciones como tú, merecen pecadores como yo...~ Temas malsonantes de religión, sin ánimo de ofender a nadie. Créditos a: @woosanieforever