Capítulo 5 [Memento] - Aquella noche

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Mientras mi cansado cuerpo descansaba sobre las tejas de una cochambrosa casa (normal para los estándares del distrito), mi mente divulgaba entre los recuerdos que parecían partículas de arena llevadas por el viento de la ira.

Ojalá poder haberle... Pensaba, a la vez que la melena eléctrica dejaba escapar pequeñas chispas incentivadas por las emociones que pocas veces era capaz de contener. Até fuertemente aquella bufanda rojiza que me protegía tanto del frío, como de los pensamientos intrusivos de la noche; ¿Qué hago ahora? ¿Qué pasará? Aquellas preguntas pasaban, y todo valor que le tenía a esa prenda los prevenía de seguir.

No debía darles demasiadas vueltas. Al final, siempre me fui por el espíritu que tengo, independientemente de que fuese un 'instinto' o una 'intuición', lo seguía como si fuera una luz que me guiaba. La justicia no se podía medir con palabras como intentaban todos esos emperadores que se sientan en tronos cómodos sacados del trabajo ajeno, y que cuyas reglas siempre iban a su propio beneficio, solo podía verse, en mi perspectiva, a través de lo que la voz de tu interior te decía; a través del impulso emocional.

Yo no era más allá que un toxtricity soñador, un joven adulto expectante de varias cosas, con una familia derruida, y con el deseo de poder ver renacer el oficio de un padre que, incluso sin ser de su sangre, quería proseguir las hazañas de su línea de sangre: convertirse en uno de los más grandes exploradores, y continuar el linaje del gremio de Arua.

Ese sueño estaba, sin embargo, un poquito obstruido por las estupideces del reino, por un tratado, ¡por unas simples palabras entre los reyes y los más grandes líderes de los gremios! ¿Cómo podían haberse dejado subyugar por la voluntad de los malditos reyes cuando ellos tenían asentamientos propios para sus gremios, eran más numerosos, más fuertes, más...?

—Mira a quién he encontrado aquí —y como si fuera una ballesta, esa atractiva voz rompió mis pensamientos que estaban a punto de explotar por la chispa—. ¿Qué haces aquí, querido amigo~?

—Ajá, eso te lo debería preguntar —girando mi cabeza para observar el cielo, y la figura larguirucha y esbelta, la cual se camuflaría con el cielo estrellado si no fuera por su capa azulada y los ojos celestes.

Con sonrisas formadas en nuestros rostros, el exótico inteleon se sentó al lado mía, y yo no pude hacer más que sentarme también.

—¿Qué haces aquí, hm? —pregunté, mientras que él dejaba reposar su bolsa entre nosotros dos.

—No mucho, solo quería darte una pequeña visita —fue él quien puso su pata sobre mi hombro, tenso por el trabajo que hizo ese día para llevar los paquetes, mientras que él le daba una ligera palmadita—. ¿Cómo os va a tu padre a ti?

—Por ahora bien —respondí, aunque el agotamiento era sentido en mis párpados, pequeñas pesas que tiraban hacia abajo—. Sabes que ella se ha ido junto con mi hermana, así que me siento más liberado que tener a dos digglets ruidosos cavando por mis tímpanos.

—Sí que era una fiera, ¿eh? —dejó escapar una risa, mi voz retornándola— Te ves un poco cansado, Alkrad. ¿Has estado trabajando mucho?

Con una pequeña sonrisa, me acerqué a él y me senté al lado suya.

—¿Quieres hablar sobre ello?

Ni en mi más profunda memoria recordaba todo lo que salió de mi boca para que, al final de un par de minutos, acabase por casi electrocutarle por la ira en forma de rayos que salían de mi cuerpo, mientras que el inteleon intentaba evadir ser electrocutado para escucharme. Era demasiado para explicar en pocas oraciones, demasiado. Desde que la toxtricity, quien dirigió mi vida y me la dio, se fue con su 'hija preferida', dejó atrás a su hijo bastardo con un sceptile que me trataba como su hijo, incluso más que ella a mí.

Pokémon Mundo Misterioso: Tempus FugitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora