Capítulo Secundario 2 - Bienvenida a Faghant.

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—¡Por aquí, alumnos, bajen!

Gritaba uno de los guías, señalando la salida hacia los alumnos mientras que estos bajaban de la gran caja de metal y madera que los había llevado a su destino.

Ni siquiera sus ojos curiosos dejaron de otear a cada lado, observando con atención la preciosa estación hecha de piedra lisa y pulida, con columnas verdes de metal que sujetaban un techo con varios montones de nieve por encima. Los estudiantes se maravillaban con cualquier forma y objeto extraño, admirando cuan diferente y única era aquella ciudad hecha de latón y cristal.

Sin embargo, Amber se mantenía indiferente. Sus labios se mantenían cerrados y sus ojos, apagados. No había nada de lo que asombrarse después de haber pasado toda la anterior semana encerrada en su dormitorio, leyendo y leyendo, buscando y buscando información tras de cada libro que ella podía tener en su garra.

<<Tan frío...>> Sus pensamientos escribieron líneas en su mente como si fuesen hojas de un diario manchado por tinta. <<...Pero tan preciso.>>

Desde los mecanismos hasta la nieve; desde los preciosos metales que decoraban las estancias que los guías describían con tanta vivacidad, hasta las lámparas que brillaban gracias a cristales minados en el territorio gélido de la cordillera. Todo era tal y cual el libro contó. Podía incluso jurar que los guías repetían líneas de algunos de los párrafos que ella había leído.

Entre todo ese frío, no podía hacer nada más que cargar con su mochila llena de libros y su equipaje, y no tenía nada a lo que agarrar más allá de su propio brazo.

—Vamos, estudiantes, ¡que no tenemos todo el día! —espetó uno de los guías, indicando la salida de la estación mientras les daba a cada uno de ellos un pequeño papel: un mapa de la ciudad— Como hemos explicado anteriormente, os damos cierto tiempo libre antes de llegar a la academia para poder explorar la ciudad dentro de sus límites. ¡No iros muy lejos! —dijo el delibird, dándoles los últimos mapas a los estudiantes despistados— Si tenéis un equipamiento demasiado pesado, nos lo podéis dejar aquí y lo llevaremos a la academia tan pronto como podamos. ¡Manteneros juntos, esa es la primera regla! ¿Entendido? ¡Pues esperamos que hayáis tenido un buen viaje, y que lo paséis bien en la gran ciudad de Ánkaro!

No pasaron ni dos segundos antes de que la mayoría ya se había ido por su lado para explorar la ciudad. Algunos iban con sus amigos, otros con un gran grupo, pero otros, como la charmeleon, se mantuvieron solos en su caminata por la fría ciudad. Pisando sobre el frío asfalto, caminando como un copo de nieve extraviado, ella prosiguió por las calles llenas de frío y metal.


{...}


<<Era tan evidente, ¿no es así...?>>

Ofuscada por sus pensamientos, Amber siguió caminando con el mapa en sus manos. Allí, entre las calles delimitadas por edificios y hogares, cuyas chimeneas arrojaban humo por sus chimeneas, caminaba la tipo fuego al lado de varios trabajadores que volvían e iban a sus trabajos. Los estudiantes caminaban joviales, ignorando el asco de las miradas que los ciudadanos les echaban.

No parecían estar a gusto con que un gran grupillo de niñatos estuviera allí, lanzando risotadas al aire y charlas triviales sobre quién lamería una de las lámparas de metal (ya habían realizado sus apuestas).

Sin embargo, no había nada ni nadie que pudiese apartar la vista de la charmeleon del mapa. <<Me perderé si no tengo mis ojos sobre el mapa>> pensaba. Nunca se le dio bien leer calles, ni comprender dónde tenía que ir. Sus amigos siempre eran quienes marcaban el ritmo y dirección, mientras que ella, se mantenía en el centro para procurar que nadie se perdiese, ni ella misma.

Pokémon Mundo Misterioso: Tempus FugitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora