¡Ho No, Lo siento Emilio!

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Oakley estaba perdido en la imagen de aquella bella luna, pero en quien realmente pensaba era en aquella que le estaba atendiendo. No podía evitar pensar en su húmeda camiseta blanca mientras le ayudaba en el baño, pensaba en su cabello medio desordenado cayendo por su cara de póker, una cara que además de hermosa y atractiva le parecía llamativa, por más que la mirase por horas no podría definir si la chica estaba enojada, triste o preocupada, tenía el teléfono en su oído izquierdo esperando que su amigo tomara la llamada hasta que un click le indico que había sido atendido.

-¿Y qué tal? -Le dijeron de inmediato desde el otro lado. 

Oakley miro la luna por la ventana y forzó una sonrisa en todo el malestar que sentía antes de responder sin pensarlo, estaba realmente desubicado y no sabía si era por aquella fuerte fiebre o por la presencia de aquella dama.

-Es muy hermosa -Dijo.

-¿Estas delirando o de que me hablas? ¿Mi hermana te parece hermosa? -Le dijo en un ataque de entusiasmo que el chico desconocía.

-Estoy viendo la luna idiota, jamás vería a tu hermana como una mujer, es simpática y muy amable pero no me parece en nada atracti... -No sabía porque pero algo le hizo girar hacia la puerta para encontrarse con Donatella allí parada, ella le sonrió pero en sus ojos se veía otra cosa, realmente no podría jamás descifrar a aquella mujer- Ahora te llamo -Le colgó de inmediato para arrimarse a la orilla de la cama, Tella no se movía y realmente ni ella misma sabia porque oír aquello la había afectado, sostenía con fuerza la bandeja que traía con la cena mientras el intentaba disculparse- Yo no quise...

-La cena esta lista -Se obligó a decir con aquel tono frio que la caracterizaba, no quería la compasión del chico, no lo podía culpar, ella era una mujer adulta con mucha más edad que él, e incluso aquello le hacía recordar las cosas que su madre le decía sobre su rostro. Se acercó a él colocando la bandeja a su lado y se encaminó a la puerta. -No soy una chef pero me defiendo con la comida, espero te ayude a recuperar fuerza y... -Le dijo en voz de hermana mayor- Cómelo todo por favor, te hará recobrar fuerzas.

-Gracias -Le dijo sin tener la oportunidad de disculparse con ell.

Observo cada plato en el recipiente y se sintió aun peor, le había preparado una sopa con verdura, arroz con salchichas picadas en formas de pulpito, puré de patata y algunas fresa con cambur picadas en cuadritos sobre otro plato, además tenía tres vasos llenos de agua, leche y jugo de naranja. Observo la puerta y vio que ella ya no estaba allí cosa que lo hizo sentir aun peor. Ella realmente se esforzo por tratarlo bien y en cambio recibia semejantre afirmación de su parte.

-¿Esto es enserio? ¿Comerlo todo? Pero si esto podría servirme para toda una semana, dios santo. -Estaba preocupado por como se comería toda esa comida para al menos complacer a la chica quien se había molestado en preparárselo.

Al siguiente día cuando se levantó encontró a un lado de la cama sobre una mesita de noche una muda nueva de ropa con un cartelito el cual tenía escrito en una muy bella caligrafía algo para él.

"Espero te queden, el desayuno está en el congelador solo debes ponerlo en el microondas pero por favoooor retírale la tapa antes de poner a funcionar el micro. 

Espero estés mejor y que puedas regresar a tu casa para que nadie se preocupe por ti, yo me hare cargo de tus tratamientos y exámenes solo hazme llegar cada factura y perdona a mi hermanito. 

Con mucho aprecio Michehell."

Sin saber porque sonrió como un pequeño idiota, llevo aquel papel a su boca y le beso con suavidad, por primera vez se sentía alguien y no algo. Volvio a revisar la nota y le atrajo el nombre con el cual firmo, su hermano le decia Donatella, escucho a varias personas decirle así pero ella se dirigio a el con ese. 

Cuidando Sus HuellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora