Raquel, La Manzana De La Discordia.

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Los ojos del chico exploraron la expresión de Donatella en busca de alguna risa burlona o algo por el estilo, pero ella se mantenía inexpresiva como siempre, una chica difícil de leer.

<<¿Qué te parece si te quedas como mi mascota?>> 

Esa frase daba vueltas en la cabeza de pobre Oakley y no sabía si tomarse enserio aquellas palabras, ladeo un poco su rostro y los segundos seguían su curso, ambos observándose en completo silencio mientras que Hachi lamia su mano con dulzura. Una sonrisa apareció en su rostro de un segundo a otro y entonces tomo en su mano al cachorro para abrasarlo con cariño.

-No conocía esos fetiches tuyo doctora –Tella tuvo que esforzarse mucho para no levantar una ceja- Tener un joven apuesto, talentoso y vigoroso solo para usted como mascota es algo que jamás imagine en su larga lista de cosas raras –Volvió a inclinarse para colocar al cachorro en el suelo, luego de eso soltó la toalla dejando ver un pegado bóxer rojo con detalles blancos y entonces gateo hasta tocar los pies de la muy sonrojada mujer- Vaya y yo que creí que solo tenías una expresión. Esta me gusta más... Ama –Y fue lo último que dijo antes de que el pies de la doctora le golpeara un hombro y lo empujara lejos de ella.

-No confundas las cosas niño desarrollado prematuramente –Él alzo una ceja y luego rió a carcajada por aquel comentario- Deja de reírte, lo que quiero decir... Es que... Para tener un cachorro se necesita de verdad mucho tiempo e inversión... -Le señalo a Hachi el cual se encontraba mordiendo unos zapatos lujosos de ella- Ellos necesita amor y yo tengo un horario muy apretado, no quisiera dejarlo solo y que se haga daño o se sienta solo –Soltó un suspiro como si aquel aire le estuviera cortando y quemando la garganta- Veras que de esa forma ambos estaremos ganando... Yo trabajare tranquila sabiendo que tú jugaras, cuidaras y enseñaras modales al cachorro y pues... Me encargare de alimentarlos y cuidarlos a los dos. ¿No es un trato justo? –Ella sonrió como ganadora de algún premio y entonces así de fácil como sonrió su expresión quedo seria de nuevo con la respuesta de él.

-Puedo hacerlo –Ella estuvo analizando la respuesta para luego abrir su boca con asombro, su plan se había ido a la borda, perdido en aquel mar de sensaciones que ya sentía por ese muchacho de ojos claros como el cielo en primavera, Oakley noto la confusón en el rostro de la mujer y reintrego aclarando su respuesta- Yo puedo hacerlo.

-¿Qué? –Dijo aun si creerlo ¿Realmente no tenía orgullo?

-Pero en comparación con el cachorro yo diría que soy un humano de compañ –Aquella fresca sonrisa aparecía de nuevo, y como enloquecía el pulso a la mujer.

-Bien, que así sea –se levantó para ir a su cuarto, debía planear una forma de sacarlo de allí sin tener que votarlo, pero al pasar por su lado se detuvo y lanzo su última idea- Pero como una mascota de compañía quiero que te quede claro algunas cosas... -Él le miro retador como siempre, aquella sonrisa juvenil llena de inquietud y travesura la hacían flotar en la sala- Como tal deberás comportarte, cumplir mis pedidos, venir a mi cuando lo solicite y... -Le miro desde los pies hasta la cabeza- Ser como un animal doméstico, sin derecho alguno. De pies a cabeza me perteneces.

-¿De pies a cabeza? –La sonrisa llena de maldad decoro aquella palabra y sin darse cuenta estaba en sus brazos cerca de un beso el cual ella deseaba más que nunca- ...Le perteneceré.

Pero ella era Donatella, no podía permitirse aquella niñería, se apartó de el con fuerza y comenzó a empujarlo hacia la puerta, no podía más con sus nervios, terminaría cediendo si se mantenía cerca de él.

-Vete... Vete –Él hacía fuerza e intentaba sostenerse de la puerta.

-No, no puedo irme... Yo le pague... a tu hermano... lo único que tenía.

Cuidando Sus HuellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora