Un Extraño Sentimiento Llamado Amor

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Los días habían pasado, Tella huía de cualquier contacto con Oakley y él lo había notado, él muchacho comenzaba a desesperarse, no sabía que había hecho mal y aunque quiso seguir el consejo de Claudia ahora comenzaba a dudar sobre todo.

Aquella noche le espero con ansiedad y no pudo evitar sentir alegría cuando escucho su vehículo entrar a la residencia, se asomo a la ventana pero de inmediato borro la sonrisa, atrás de ella venia el auto de Emilio.

Los vio subir las escaleras y no pudo evitar quedarse de pies en la entrada, Tella lo miro y apretó la mano de Emilio a lo que él hombre respondió de igual manera, Oakley no la entendía, tampoco es que se esforzaba por hacerlo pero aquello salía de lo rutinario, ella estaba huyendo de él y regresaba de la mano de Emilio ¿Quién hacia eso? Claro, ella.

-Buenas noches Oakley -Dijo Emilio con una sonrisa.

-Buenas noches Doctor -Respondió sin ganas, observo a Tella y su corazón se quebraba con cada segundo- Doctora.

-¿Cómo está Hachi? -Pregunto sin mirarlo, no quería hacerlo.

-Está bien, soy yo quien lo cuida después de todo ¿Ese era el trato cierto? -Le recordó aprovechando el momento tenso.

Los tres entraron y cenaron, el silencio se expandió en los primeros minutos pero Oakley no pudo evitar poner sus ojos en el anillo que recientemente decoraba el dedo de la doctora, casi se atragantaba con una salchicha.

-¿Eso es nuevo? -Dijo señalando con su tenedor el objeto.

-Lo es, nos casaremos en unos meses -Respondió con orgullo el doctor, Oakley lo miro y este le sonrió- No te lo conto Tella, desde ayer acepto mi propuesta.

-No, no lo hizo. Nosotros no hablamos de esas cosas. Yo solo cuido de Hachi y ella me paga con un techo donde dormir y comida -Emilio sonrió con grandeza.

-¿Y no te avergüenzas de ti por eso? -Pregunto sin ningún toque de delicadeza.

-Yo... -Oakley no supo que responder, antes no se sentía mal por esa actitud pero ahora sí, no quería ser un estorbo para la dama, él quería mostrarle que aunque fuera un niño podía serle útil, podría darle lo que ella deseara, suspiro algo deprimido y dejo el tenedor a un lado, Tella quiso decir algo y miro de forma indescifrable a Emilio, él se levanto y bajo su rostro, Donatella de inmediato noto la oscuridad en sus facciones- No tengo hambre. Gracias por la cena, me iré a ensayar mi nueva obra. Nos vemos.

Salió de la cocina casi corriendo, en su camino tomo a la mascota para al menos tener a alguien con quien consolarse, estaba temblando, sentía impotencia y era la primera vez que odiaba ser él mismo.

-Has sido un grosero Emilio -Le dijo Tella a Emilio algo molesta.

-En algún momento debías de decirle Tella, mientras más rápido mejor -Dijo llevando un bocado a su boca, la doctora miro la puerta por donde se había ido el rubio y sintió culpa, no sabía si aquella decisión que estaba tomando era la correcta.

¿Amaba aun a Emilio? Porque de ser así no sabría entonces como describir lo que comenzaba a sentir por el más joven.

-El no se merecía esa forma tan brusca, lo has tratado como si fuese... -Se quedo en silencio, solo en ese instante se dio cuenta de que ella misma le había tratado así, estaba huyendo de algo que ella misma provoco, en parte era culpable de todo. Ella y solo ella había dado los términos necesarios para que esa fórmula extraña fuese posible, Emilio limpio sus labios dando por culminada su cena y Tella aprovecho el momento- Creo que debes irte, ya es tarde.

Cuidando Sus HuellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora