Es Hora Del Cambio

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Vengo a pedir disculpas por mi ausencia, he estado pasando una etapa dificil en mi vida. 
Sin pc, ni inspiración.
Pero una buena noticia me motivo a escribir y decidir hacer frente a la laptosaurio de mi pareja :/
Bueno, al menos hay salud :P
Espero me disculpen y les guste este capitulo que les he traido. 

Las quiero...


El rostro de Emilio pareció palidecerse con lo que le había dicho la rubia, esta llevo su mano a donde estaba el anillo encontrándose con su dedo vacio, lo observo con asombro y él parecío comprender lo que sucedía. En el arrebato de pasión que tuvo con Oakley aquel compromiso se había ido por la borda.

-Lo nuestro ya no dará resultados –Le informo buscando la forma más sutil de decirle lo que pensaba.

-Siempre nos hemos amado Tella ¿Qué ha cambiado ahora? –Él sabía la respuesta pero debía escucharla, tal vez así perdería el valor de cambiar.

-Mucho tiempo esperando por nosotros. Eso cambio –Emilio alzo una de sus cejas- Mi madre controlaba todas mis acciones, yo misma deje que ella rompiera mis ilusiones, pero ahora he cambiado, ella ya no puede controlarme.

-Entonces ahora si podemos estar juntos –Casi le suplicaba en aquella oración que reconsiderará aquello que estaba haciendo.

-Ahora ya no te veo como hombre Emilio, eres más como mi amigo. No te ocultare que aun siento mariposas al verte, pero se que no es un amor fuerte, no quiero llevarnos al fracaso –Fue lo más sincera que pudo mientras tomaba su bolso de mano- Lo siento.

Se acerco a la puerta para irse, imagino que él le diría algo más, que la detendría, pero nada de eso sucedió. Se giro para verlo antes de irse y él estaba quieto en el mismo lugar, observándola con una expresión indescifrable. No se preocupo de nada y salió de la casa del doctor, ese era el adiós a su compromiso, el adiós al hombre que amo, el adiós a un posible futuro mejor, ese era el adiós a su pasado lleno del control de su madre.

En cambio Emilio se sentó en uno de los muebles observando su celular, algo debía hacer, él no se rendiría tan fácilmente. Coloco el objeto en sus labios mientras pensaba su siguiente movimiento, quería llamar a la persona que le ayudaría con aquel objetivo, pero primero debía pensarlo todo. Sonrió con suficiencia, un niño como Oakley no le robaría a Donatella.

-Yo también lo siento Tella... Lo siento mucho pero no se lo dejare tan fácil a ese niño. No cuando eres tú la que está en juego –Observo la pantalla del teléfono e hizo una llamada.

En el camino Tella paso por varias farmacias, compro algunos analgésicos para su dolor de cabeza y algunos dulces para relajar la tensión. Quería comer mucho helado, esa era su debilidad. Al llegar a su casa agradeció que el muchacho no estuviera, acomodo lo que había comprando en la nevera y jugo un rato con Hachi, el cual estaba más grande. Amaba ese cachorro, había algo en el que le hacía recordar al joven actor y aquello se le antojaba demasiado cursi.

Oakley por su parte venia de un día de ensayo y trabajo, estaba cansado y algo estresado. Nunca imagino que trabajar en una cafetería le demandaría tanto de sí mismo, incluyendo el estricto entrenamiento. Jamás imagino que la obra infantil tomaría rumbos tan desconcertantes, lo cierto es que de niño no tenía nada y estaba más ambientada a adolescente.

Se detuvo en una esquina para esperar el paso de los auto pero de la nada un auto blanco con vidrios polarizados se detuvo a su lado, se sorprendió en ver a quien estaba dentro. Cuando quiso decirle algo una mujer se posiciono a su espalda y le susurro muy suave a su oído.

Cuidando Sus HuellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora