Simplemente tuya ° Larissa weems x Lectora°

Cap 10 °Enigma en la Estación°

Merlina se alejó de la oficina de la directora con pasos rápidos, y yo la seguí de cerca, tratando de comprender la situación cada vez más enigmática. Merlina, con su mirada fija en el horizonte, comenzó a compartir más detalles sobre la situación de Rowan. "Debe tomar el tren a las 3 de la tarde", susurró, revelando una urgencia que aumentaba con cada segundo que pasaba. Larissa, la directora, le había advertido que estaría vigilando, lo que dejaba a Merlina sin posibilidad de alejarse de la escuela. Sin embargo, Merlina, mirándome directamente, dijo: "Pero tú sí puedes".

Sus palabras resonaron en mi mente, y una mezcla de incertidumbre y determinación se apoderó de mis pensamientos, pensando que era lo que tenía planeado Merlina quien descendió hasta las escaleras de salida, deteniéndose frente a ellas. "Este es Dedos", anunció cuando una mano, solo una mano, emergió de la oscuridad, caminando sobre su hombro como si tuviera vida propia. Mis ojos se abrieron con sorpresa cuando los dedos de esa mano se movieron en un saludo.

Intrigada y cautiva por la extrañeza del momento, no pude evitar preguntarle a Merlina quién o qué era "Dedos". Su respuesta resonó en el aire cargado de misterio. "Es mi tío", dijo con una naturalidad que contrastaba con la extrañeza de la situación. "Él te ayudará a llegar con Rowan". La sorpresa y la intriga se mezclaron en mi expresión mientras intentaba asimilar todo lo que estaba ocurriendo.

Dedos se movía hacia mí de una manera etérea, su presencia invisible tejiendo una sensación de intriga en el aire. Mientras la mano subía a mi hombro dejándome una especie de sensación extraña. Merlina compartió sus instrucciones con una urgencia que resonaba en cada palabra. "Estaré eligiendo los clubes", declaró Merlina, y sus ojos revelaban la gravedad de la situación. Si no tomaba las riendas en la selección de clubes, la directora podría percatarse de los movimientos que estaba planeando. La clandestinidad se volvía esencial, y Merlina, con un tono determinado, agregó "No quiero que me vean hasta que llegues donde Rowan y descubras todo lo que ha sucedido".

La tarea se presentaba como un desafío, pero estaba dispuesta a aceptarlo, aunque con cada cosa que salía de los labios de Merlina me hacía arrepentirme de mi decisión. Mi mente se inundó con preguntas sin respuesta, y la sombra de lo desconocido parecía alargarse ante mí. ¿Qué secreto ocultaba Rowan? ¿Por qué Larissa estaba tan involucrada en su partida? Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la pregunta de Merlina sobre mi atuendo. Observó mi uniforme de enfermera con una expresión de extrañeza. "¿Por qué llevas esa basura?", preguntó, desafiante, sus ojos explorando cada detalle de mi elección de vestimenta que no me había percatado por la situación que no me había cambiado.

La respuesta se formó en mi boca, pero antes de que pudiera pronunciarla, Merlina, con un giro de sus propios pensamientos, respondió por mí. "No me importa, solo síguelo". Sus palabras resonaron con una indiferencia aparente hacia mi elección de vestimenta, mientras su atención se centraba en el seguimiento de Dedos y, por ende, en la búsqueda de Rowan.

Con la vista fija en Merlina, la vi alejarse rápidamente en dirección al patio, desapareciendo entre la multitud como una sombra decidida. Mientras quedaba atrás, Dedos permaneció apoyado en mi hombro, su presencia etérea semejante a la de un loro apoyado en el hombro de un pirata.

Caminé hacia la salida, Dedos aún en su posición, la mano posada en mi hombro como un fiel acompañante. La sensación era extrañamente reconfortante, como si estuviera envuelta en un manto invisible de complicidad. Al alcanzar la salida, mi atención se desvió hacia el estacionamiento, donde la escena que se desarrollaba ante mis ojos dejó un regusto de desconcierto Rowan se alejaba en un auto, con Marilyn al volante. Mis ojos, amplios y llenos de sorpresa, siguieron el vehículo hasta que se perdió de vista. La pregunta se formó en mi mente, y aunque sabía que Dedos no me respondería de manera convencional, la expresé en voz alta "¿Qué haremos ahora que se ha ido?".