Cap 29 °El Fin°

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El suave tintineo del despertador resonaba en la habitación, rompiendo la armonía del sueño que aún me envolvía. Mi rostro descansaba sobre el pecho cálido de Larissa, y la tentación de quedarme en el abrazo reconfortante de las sábanas era abrumadora. Sin embargo, la realidad del nuevo día se imponía, y Larissa apagó la alarma con un suspiro de resignación.

"Buenos días, amor", murmuró Larissa, su aliento cálido rozando mi cuello mientras intentaba liberarme del sueño. Mis ojos aún luchaban por abrirse por completo, y un bostezo escapó de mis labios mientras me acomodaba entre las sábanas.

"No quiero, tengo sueño", confesé, aferrándome a la comodidad del lecho. Sin embargo, sentí las manos de Larissa rodeando mi cintura con ternura, y su voz resonó con un tono juguetón.

"¿Y qué puedo hacer para que te levantes?", preguntó, sus labios dejando pequeños besos en mi cuello. La sensación era una caricia suave que desafiaba las horas de sueño acumuladas.

"Bueno, quizás podrías pedirme un beso... o quizás algo más que eso", sugerí con una sonrisa traviesa, jugando con la idea de prolongar unos minutos más nuestra estancia en la cama. Sin embargo, antes de que pudiera darme cuenta, Larissa me había girado con destreza, sus labios buscando los míos con necesidad. El beso fue un despertar eléctrico, una chispa que encendió la llama de la pasión. Los labios de Larissa se movían con un deseo palpable, y yo respondía con la misma intensidad. La suavidad del colchón contrastaba con la firmeza con la que Larissa me inmovilizaba contra la cama, sus dedos explorando sutilmente mis caderas mientras el calor se intensificaba entre nosotras.

La pasión ardía entre nosotras, el beso intensificándose como una tormenta que amenazaba con arrastrarnos. Las manos de Larissa, expertas y ansiosas exploraban mis curvas con una determinación ardiente. Los dedos ascendieron con una destreza que envolvía mis senos, apretándolos con una mezcla de deseo y posesividad mientras un gemido, mitad dolor y mitad placer, escapó de mis labios, una sinfonía de sensaciones que reverberaba en el aire cargado de deseo. "Espera... espera", susurré, rompiendo el beso mientras sentía los dedos de Larissa en mis senos, más sensibles de lo que mi cuerpo podía soportar en ese momento. Una pausa se instaló entre nosotras, y el contacto apasionado quedó suspendido en el aire.

"Lo siento... ¿te hice daño?", preguntó Larissa con preocupación, sus ojos buscando los míos en busca de alguna señal de incomodidad. La ternura en su voz resonaba con una nota de ansiedad.

"No, no te preocupes", le aseguré, disipando cualquier atisbo de preocupación en sus ojos. La mezcla de dolor y placer era un eco distante en mi cuerpo, eclipsado por la necesidad de continuar, no sabía porque, pero estaban mucho más sensibles de lo que debía ser. Las palabras se volvieron innecesarias mientras el deseo continuaba su danza entre nosotras. Reanudamos el beso con una intensidad renovada, nuestras bocas y cuerpos buscándose con avidez. La sensación de la piel contra piel, la fusión de nuestros alientos creaba un éxtasis embriagador que nos envolvía. La habitación, impregnada con la esencia de nuestro amor, se convirtió en un santuario de intimidad compartida.

°°°

El sol inundaba la oficina de Larissa con una luz tenue mientras los días transcurrían con su rutina habitual. Era hora de almuerzo, y llevaba nuestras comidas en mis manos, decidida a hacer que Larissa se tomara un respiro. Abrí la puerta de la oficina y la vi allí, absorta en su trabajo. "Bueno, ya es hora de parar. Tienes que comer, basta de tanto trabajo", dije con una sonrisa mientras entraba con las bandejas de comida. Observé cómo Larissa cerraba su computadora, una expresión de agradecimiento iluminando su rostro. "Está bien, está bien... Además, no puedo quejarme. Adoro cuando vienes a verme", respondió Larissa, su mirada reflejando el amor que compartíamos.

Simplemente tuya ° Larissa weems x Lectora°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora