Cap 7 ºTormenta de Pasionesº

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La feria nocturna, una vez llena de risas y luces vibrantes, ahora parecía envuelta en un silencio incómodo. La mano de Larissa en mi hombro se apretó con una firmeza que trajo consigo la realidad de su furia. Escuché su voz enfurecida resonar en el aire mientras la multitud, que había sido testigo de la escena confusa, parecía haber quedado en un segundo plano. Sus ojos, intensos y fijos en los míos, buscaban respuestas. "Explica qué está sucediendo," exigió Larissa, y sentí la presión de su mirada penetrante. Tragué saliva, sintiendo el peso de la confusión y la ira que se acumulaban en el ambiente.

"T-todo...es solo un... malentendido," tartamudeé, mi voz temblorosa luchando por encontrar claridad en medio del caos. Larissa no parecía satisfecha con mi respuesta vaga y su paciencia se veía agotada. "Lo prometo puedes preguntarle...a Merlina...yo no sé porque..." Fue entonces cuando notamos que Merlina ya no estaba. La feria, que había sido el escenario de la confrontación, ahora parecía haberse tragado a la estudiante desafiante en su manto de luces y sombras. La multitud seguía su curso, ajena a la tensión que se había desplegado y luego desvanecido.

"¿Dónde está Merlina?" preguntó Larissa con un tono agudo que revelaba su impaciencia. Miré a mi alrededor, incapaz de ubicar a la estudiante que momentos antes había protagonizado la escena. La ausencia de Merlina solo me dejo en un mayor caos.

Mis ojos se encontraron con los suyos mientras su enojo crecía, como una tormenta que amenazaba con desatar su furia. "No sé dónde se fue, te lo prometo...Es todo un malentendido," balbuceé, tratando de calmar la tormenta que se formaba en los ojos de Larissa. Pero la promesa se disolvía en el aire cargado de tensión, y su respuesta no fueron palabras si no que agarro mi brazo con fuerza.

Su mano, firme y decidida, se aferró con fuerza a mi brazo, marcando un gesto que indicaba que no habría escapatoria. Me guió a un lugar oscuro detrás de algunas de las tiendas, alejándonos del bullicio de la feria. El callejón, estrecho y apenas iluminado. Larissa me empujó ligeramente hacia adelante, y mis pasos vacilantes se adaptaron al ritmo rápido que ella imponía. La penumbra del callejón contrastaba con la luz intensa de la feria que se filtraba entre las telas de las tiendas cercanas. El silencio tensamente cargado flotaba entre nosotras, solo roto por el suave murmullo distante de la multitud. "Ahora solucionaremos este tema," declaró Larissa con una frialdad que me hizo estremecer. Su mano en mi brazo parecía tener una fuerza que sugería una determinación inquebrantable. Me sentí prácticamente empujada hacia la penumbra, y la sensación de vulnerabilidad se intensificó.

La penumbra del estrecho callejón nos rodeaba, solo interrumpida por las débiles luces que se filtraban desde la feria cercana. Larissa me observaba con intensidad, su mano aún aferrada a mi brazo como un recordatorio tangible de la gravedad de la situación. Mi nerviosismo aumentaba, y sus palabras exigentes resonaban en el silencio del callejón. "Explícame por qué la estudiante Merlina se te declaró. ¿Qué le dijiste para que ella se declarara? ¿O qué hiciste para que la chica se enamorara de ti?" demandó Larissa, su tono firme y directo perforando el aire denso del callejón. Mi rostro se contrajo de miedo y sorpresa ante sus interrogantes inesperadas, y una sensación de vulnerabilidad se apoderó de mí.

"No...estas equivocada...ella comenzó...digo...Intentaba discutir conmigo cuando, de repente...comenzó a decir esas cosas y me pasó el peluche...yo estoy tan confundida como tu..." balbuceé, tratando de articular una explicación coherente. La situación se volvía más compleja a medida que intentaba explicar los malentendidos. Larissa, sin embargo, no mostraba señales de estar convencida. Sus ojos, fríos y analíticos, escudriñaban mi rostro en busca de cualquier indicio que pudiera confirmar o refutar mis palabras.

Repentinamente la mano de Larissa se cerró con firmeza en mi mandíbula, obligándome a encontrarme con su mirada intensa. En ese contacto físico, podía sentir el calor de su presencia envolviéndome, una mezcla ardiente de furia, celos y deseo que emanaba de ella. "¿Cómo te atreves a mentirme?" espetó Larissa, su voz susurrando con un tono de peligro apenas contenido. Sentí cómo su mirada perforaba mis ojos, buscando respuestas en el tumulto de emociones que se reflejaban en ellos.

Simplemente tuya ° Larissa weems x Lectora°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora