Cap 19°Dudas y mas dudas°

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La sala de botánica estaba llena de misteriosas plantas, cada una celosamente resguardada tras barreras y candados. La curiosidad me llevó a observarlas detenidamente, y mi mente bullía con preguntas sobre las llaves que aseguraban su inaccesibilidad. La lógica sugería que, si todas las plantas requerían una llave, ¿cómo había ocurrido el incidente con el estudiante el día anterior? Mi exploración se vio interrumpida por una sensación inquietante, como si un par de ojos invisibles me observara. Una mirada furtiva hacia los rincones oscuros de la sala no reveló nada, pero la extraña impresión persistía. Decidí abandonar la sala de botánica y regresar a la enfermería, llevando conmigo las dudas que se multiplicaban en mi mente. En la relativa seguridad de la enfermería, retomé los libros de Marilyn, buscando pistas o información que pudieran arrojar luz sobre la situación. El sonido de las páginas al pasar resonaba en la habitación, mezclándose con el incesante repiqueteo de la lluvia que comenzaba a caer fuera.

Cuando los estudiantes regresaron, el sonido de sus pasos resonó en el pasillo, creando una sinfonía de expectativas que llenó el aire de la enfermería. El bullicio se intensificó gradualmente, y el tintineo de risas y voces animadas se mezcló con la melodía constante de la lluvia que golpeaba las ventanas. Con la esperanza de que todo hubiera vuelto a la normalidad, volví mi atención a los libros de Marilyn, sumergiéndome en las páginas que buscaban respuestas. La tranquilidad de la enfermería se veía interrumpida por la energía creciente en el pasillo. La puerta de la enfermería se abrió lentamente, pero para mi sorpresa, nadie entró de inmediato. Un instante de desconcierto se apoderó de mí, pero entonces vi a Dedos asomando su figura por la puerta entreabierta. Su presencia iluminó mi rostro, y con una sonrisa, exclamé: "Hola, Dedos... ¿Cómo has estado?".

Dedos, con su eterno silencio, respondió con gestos expresivos que solo algunos parecían entender. Sus movimientos eran un lenguaje propio y entendía la conversación que estaba fluyendo "Mmm...Merlina...si ¿Cómo está ella?" pregunté, manteniendo la conversación con Dedos mientras mi mirada buscaba respuestas.

Dedos señaló hacia afuera "Está bien, vamos a ver qué ocurre", dije con determinación, extendiendo mi mano para que Dedos se uniera a mí. Él asintió con un gesto afirmativo y subió a mi hombro y yo tome un botiquín que estaba sobre un mesón. Mientras caminábamos por los pasillos llenos de murmullos y risas, mi mente aún zumbaba con las incógnitas de la sala de botánica. La lluvia arremolinaba fuera, dotando al ambiente de una atmósfera misteriosa y evocadora.

Dedos aun en mi hombro con una gracia silenciosa me guio hacia la puerta de la habitación de Merlina. Con un gesto hábil, abrió la puerta revelando el interior de la estancia. Merlina estaba allí, su presencia imponente y su mirada distante. Cuando sus ojos se posaron en Dedos, mientras merlina lo miraba con una expresión de desdén cruzó su rostro. "¿Por qué la trajiste? No la necesito", dijo con frialdad, su tono desafiante resonando en la habitación.

Cerré la puerta detrás de mí, sintiendo la tensión en el aire mientras Merlina y Dedos sostenían una conversación silenciosa, llena de gestos y miradas que solo ellos comprendían. Era como si existiera un vínculo único entre ellos, una conexión que iba más allá de las palabras. "Puedo manejarlo yo sola", declaró Merlina, su voz firme y decidida. Su mirada se posó en mí, y la pregunta se formó en sus ojos. "¿Qué tanto fue lo que te dijo?"

"No mucho, solo que había tenido un pequeño accidente en el bosque", respondí con sinceridad mientras avanzaba hacia ella. Merlina, con su cabello mojado y su uniforme empapado, emanaba una fragilidad que contradecía su actitud desafiante. "Solo vine a ayudar, prometo no hacer preguntas", añadí, colocando con cuidado un botiquín en la mesa cercana. Ella se quitó la chaqueta con un gesto brusco, revelando sus mangas con heridas poco profundas. El rostro enojado y la postura defensiva no podían ocultar la vulnerabilidad que se asomaba en su expresión. Mis ojos se encontraron con los suyos, buscando la aceptación en mi presencia.

Simplemente tuya ° Larissa weems x Lectora°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora