*Andrea*
Me duele todo el cuerpo, especialmente la cadera, llevo rato intentando abrir mis ojos, pero no he podido siquiera moverme un centímetro. He oído unas cuantas voces y por lo que sé es muy tarde en la noche, esta situación de no poder ver ya me está agobiando, vuelvo a intentar abrir los ojos y lo consigo con algo de esfuerzo, parpadeo varias veces intentando acostumbrarme a la luz de la habitación, miro a mi alrededor y efectivamente allí esta él. Su cabeza descansa justo al lado de mi mano derecha mientras que está sentado totalmente encorvado en una silla bastante incómoda – lo sé porque me he sentado allí antes – esta dormido; su respiración es pausada y constante, parece relajado, me permito un momento para analizarle.
Alcanzo a ver que se ha cambiado de ropa desde que salí de casa; ahora lleva un jean oscuro con una sudadera roja y conversé del mismo color. Su cuerpo esta relajado, no como esta mañana que parecía realmente tenso. Mi mirada sube a su rostro sus ojos están cerrados, con ojeras debajo de ellos, el recuerdo de los miles de veces en las que esos ojos negros gigantes y profundos me han dicho todo lo que las palabras no alcanzan a describir viene a mí, todo el dolor que reflejaron hace dos años cuando me engaño con Thalía- si ella es la culpable de varios de mis problemas – pero sobre todo la ternura que me demuestra ahora, esa sinceridad en su mirada,
Estoy considerando despertar a mi querido engreído para verle sus ojos. Bajo la mirada y su nariz puntiaguda me saluda, bajo la vista un poco y sus labios carnosos y rosados estas entre abiertos, no puedo evitar recordar su sabor y la forma en la que encajan a la perfección sobre los míos. Su cabello castaño y ondulado, sus mejillas, sus pestañas largas y sus cejas ligeramente pobladas, sus pecas, acaricie su mejilla casi por instinto y él soltó un gruñido leve. Luego levanto la mirada y parpadeo varias veces, al verme se puso de pie de golpe y se inclinó para besarme como si hubiese retenido las ganas por demasiado tiempo.
-Lo prometo – susurró Manuel y yo quede aturdida.
- ¿Eh? – fruncí un poco el ceño, luego recordé mi carta y lo entendí todo.
-Yo soy tuyo, pero solo sí tu eres mía.
-Y yo soy tuya solo sí prometes no mentirme.
-Lo prometo Andy.
-Entonces no se diga más.
- ¿tengo toda libertad de decirte ''mi Andy''? preguntó casi en broma.
-La tienes mi Manuel – sonreí.
Me besó nuevamente y soltó un gruñido, murmuró ''Mia'' sobre mis labios y lo repitió varias veces entre besos como si le gustara mucho la palabra y la estuviera atesorando.
- Debo confesarte algo. - susurró y sonrió de lado maliciosamente.
- ¿Qué has hecho? – sus ojos brillaban con diversión.
-Puede que me haya enterado de que cierta señorita cuyos labios acabo de besar dijera mi nombre varias veces antes de dormirse – enrojecí de la vergüenza, ¿De veras había hecho eso? Manuel parecía que iba a morir de la risa ante mi reacción – Tranquila yo también he hecho algo que me apena confesarte –
- Cuenta a ver, dime.
-Puede que le haya dicho a la enfermera que eres mi novia – soltó de golpe y lo mire furiosa – pero calma- dijo al instante en el que lo fulmine con la mirada- estoy aquí para arreglarlo.
- ¿Ah sí? ¿Y como piensas hacerlo?
-Pues primero que todo hum... - se inclinó hacia mi y me dio un beso dulce en los labios – te doy un beso y luego hum... - volvió a besarme – te pregunto... - otro beso – Andrea pacifica Múnich Echeverry ¿quieres ser mi novia? – la pregunta me tomo por sorpresa, pero no me lo pensé dos veces antes de responder
-No se - le dije medio divertida, me dolía hasta reírme.
-¿Cómo que no lo sabes? - me miro como si lo hubiera apuñalado o algo.
-Claro que quiero - susurré.
-Menos mal.
Luego de un rato salió a llamar al médico a decirle que había despertado porque al parecer se le había olvidado. Revisaron el montón de aparatos que tenía a mi alrededor y retiraron unos cuantos llevándoselos a no se donde. Mamá entro a ver como estaba, llevaba ojeras bajo sus ojos y se veía cansada, Manuel le ofreció quedarse conmigo para que descansara. Mamá me miro dudosa y yo asentí. Tendría que actualizarla de muchas cosas. Se despidió de mi con un beso en mi cabeza y le agradeció a Manuel por andar de caballero y quedarse a dormir en el incomodo sillón al lado de mi cama. Era casi media noche y estaba muy cansada. Me acurruque con cuidado de no enredar los cables que tenía en mi mano.
Manuel se acercó a mi y se metió a mi lado en la cama.
-¿Qué haces?
-Dormir con mi novia.
-Esta cama es solo para enfermos - debatí.
-Y yo soy uno, uno muy enfermo de amor por ti. -
-Jajaja, para esa enfermedad hay que dormir en el sillón - dije para hacerlo enfadar un poquito.
-Duérmete Múnich.
-Ujum... Te amo - susurré aguantándome la risa.
-Y yo a ti, Andy.
Dormí sintiendo su respiración en mi cuello y su brazo en mi cintura, teniendo cuidado conmigo.
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Mariposa
RomanceAndrea y Manuel fueron novios, debido a una traición acaban separándose, ambos sienten de más por el otro, aun así; su orgullo y el dolor del pasado no les deja continuar. Habrá baches en el camino, es decisión de cada cual luchar por lo que tantas...