Capitulo 25.

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*Andrea*

Mierda, ¿cuando había perdido así de mal el control de la situación? Ahora era yo la acorralada.

- Me tenías muy mal mariposa traviesa – siguió Manuel dándome razones para continuar con el juego.

- Aja... ¿quieres tu venganza?

- Claro que la quiero y la tendré - tragué duro.

- ¿Cómo? Si se puede saber... claro está – acercó sus labios a mi boca y sin previo aviso, me besó, intenso, demandante, exigiendo precisamente una cosa; venganza. Me estremecí ante su tacto y sus manos se colaron por debajo de mi blusa, se posaron en mi cintura haciendo pequeños trazos con el pulgar en todas direcciones. Nunca me había sentido feliz con esa parte de mi cuerpo y él lo sabía, solo que intentaba que eso cambiara, y cuando me hacía esas caricias juro que lograba que cambiara de opinión así fuera por un instante. 

De repente me soltó, me llevo a la cama, me acostó y antes de poder decir nada tenía tres mantas gruesas cubriéndome como especie de escondite, me removí intentando salir.

- ¡Buenas noches mariposa! – oí que gritaba, pero antes de salir de la habitación logré atraparlo y obligarlo a verme.

- Buenas noches cosquillas.

- ¿Cosquillas?

- Si porque eres la razón que me hace reír, y estar bien a pesar de que todo esté en mi contra – se dio la vuelta del todo y aproveche para abrazarlo e impregnarme de su olor – quédate conmigo – susurre.

- No puedo.

- Si quieres.

- Está bien, amor. - accedió.

- Gracias – lo arrastre hasta mi cama, y como una niña pequeña que ordena a sus muñecas lo deje sentado en la cama, del lado derecho, con los pies por fuera, intente subirlos por mi cuenta, pero pesa, y bastante – súbelos – ordené y el obedeció de inmediato. Luego le di la vuelta a la cama y me subí, hice una mueca de dolor cuando me recosté, por supuesto Manuel lo notó enseguida.

- ¿La herida? – preguntó.

- Si – susurré y me acerqué un poco más. Sin pedir permiso me recosté en su pecho y él pasó su brazo izquierdo por mis hombros dándome más acceso a su cuerpo, y empezó a hacer círculos con su pulgar en mi brazo.

- Mañana me dan de alta – susurré mirándolo.

- Me alegro mucho amor – Me dejó un casto beso en la frente – Te amo Andrea, recuérdalo siempre, pase lo que pase ten en cuenta que estoy arrepentido de haber ido a esa casa hace unos años, te juro que soy tuyo, quiero hasta formar una familia contigo amor...

- ¿Por qué me dices esto ahora? – pregunte estupefacta ante su declaración.

- Tengo un mal presentimiento – se limitó a decir.

Luego se colocó de lado y me abrazó cubriéndome con su cuerpo. Y yo solo dormí. Mañana saldría de allí, pero no sabía lo que me esperaba, para nada, al llegar al instituto el lunes.

*Manuel*

Andrea se había quedado dormida con mucha facilidad. Me levanté con cuidado y salí de la habitación, era más de media noche pero no me importaba, salí del hospital y caminé hacia el aparcamiento. Entre a mi auto y solté un largo suspiro, estaba inquieto, no sabía que era lo que estaba ocurriendo exactamente, pero algo me decía que esto se arruinaría y que no sería mi culpa.

De repente, una lluvia de mensajes entro en mi celular, lo desbloquee de inmediato y quede helado; todos venían de un mismo chat; Thalía, esa odiosa muchachita que había estado enamorada de mi desde que existo estaba jodiendo de nuevo, y esta vez era algo grande, era un video, dos personas, entre ellas Thalía, no se les veía nada ya que estaban detrás de una especie de lona, pero su voz era imposible de confundir, ella decía mi nombre repetidamente entre jadeos y de vez en cuando risas, pero esa otra persona no era yo, podía jurar que en mi vida me metería de nuevo con una chica de tan malas intenciones, tenía a Andrea. Ella era todo lo que necesitaba. Llamé de inmediato a Thalía.

- ¿Por qué lo haces? – solté al mismo tiempo que ella contestó.

- Porque quiero – me respondió sin un ápice de arrepentimiento en su voz, cuanto odiaba esa estúpida voz.

- Ambos sabemos que ese no soy yo.

- Si... es cierto, no lo eres, pero si consigo que esa niñita te deje, lo serás.

- Nunca, y tú no enviarás ese video – demandé, necesitaba que esto fuera un mal sueño.

- A menos de que la dejes tu a ella, mañana todo el mundo verá ese video y creerá que tuviste sexo conmigo manu.

- Acaso no ves que te estas humillando a ti misma. – trate de atacar, de cambiar su opinión, rasqué mi cabeza; me estaba estresando mucho pensar en que esto iba seguro a joder las cosas con Andrea.

- No lo veo así.

- ¿Cómo lo ves entonces? – pregunté.

- Yo hago un pequeño sacrificio y tú eres mío, elemental mi querido Manuel – casi pude ver como se encogía de hombros.

- Yo no lo haría – trate de convencerla tragándome la ira y a la vez el miedo de que se saliera con la suya – puedo fácilmente negar que soy yo en ese video y tu quedaras expuesta como la zorra que eres.

- Suficiente, ahora sí que lo enviaré. Eres un idiota Manuel.

- Y tú una ilusa.

- Mañana te darás cuenta de que tengo razón.

- Yo creo que no.

Y colgamos la llamada; hervía de ira por dentro, al día siguiente vería a Andrea de nuevo y suplicaría porque no viera ese video, en mi conciencia sabría que yo no era el tipo con el que Thalía hacia esas cosas pero frente a todos yo lo sería y rogaba porque Andrea no pensara eso. Quise quedarme, esperar a que despertara y explicarle todo pero no tenía el pase de acompañante y debido a la hora el guarda no me iba a dejar entrar. Mañana sería muy tarde. 

Conduje a casa rogando que ella no malinterpretara todo, que se diera cuenta que no era yo y no tuviera que pasar por el mismo dolor dos veces. No por mi sino por ella, por su propio bienestar, porque ya yo le había causado mucho daño y ella me había perdonado, porque no se lo merecía, y yo no la merecía a ella.

 No por mi sino por ella, por su propio bienestar, porque ya yo le había causado mucho daño y ella me había perdonado, porque no se lo merecía, y yo no la merecía a ella

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