CAPÍTULO 22

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Ariana Grant


Han pasado un par de días después de lo sucedido con la porrista, Megan. Pero aún me duele el cuerpo, lo siento cansado, el sol me iluminaba todo el interior de mi habitación, que era casi imposible volver a dormir. Me metí en la regadera, el agua tibia cubría por completo todo mi cuerpo. El sentimiento comenzó a inundar toda mi mente; sobre todo lo que he hecho y ha pasado a consecuencia de mis decisiones. Algunas marcas de la pelea eran notorias sobre mi cuerpo, era inevitable no pasar mis dedos sobre ellos y sentir esas pequeñas descargas de dolor que hacían al tacto. ¿Quién sabe?... pero dudo ser lo mejor que alguien quiera en su vida.

Mabel y André me dieron una caja el día de mi cumpleaños, me dijeron que no lo abriera hasta que ellos me dijeran, sigo esperando la señal. Etan no me ha escrito después de ver besándome con Hans. ¿Por qué lo haría? Si yo tampoco le he tratado de enviar una explicación coherente al hecho que presenciaron sus ojos grises mezclados con verde. Cuando entro a los mensajes para intentar escribirle: él se desconecta y el mensaje que supuestamente género en el chat termino por eliminarlo... al parecer no soy lo suficientemente valiente para enfrentarlo. Soy frágil como cualquiera. Necesito de alguien que sepa darme valor, de quien pueda correr, de quien sepa esperarme, de quien sepa tomarme la mano de verdad.


[.]


El instituto no pudo suspenderme, ya que fuimos ambas las que nos tomamos. Pero no descarto que Megan pueda volver, quizá solo está esperando otro momento para golpearme. Bajé del coche de mi madre justo en el momento en que Etan iba pasando, él me ignoró por completo. Yo sé que me ha visto. Pero él también sabe lo que hizo, que no trate de dejarme con la mala de su puto cuento perfecto... o casi perfecto.

Continuaba caminando, que no me fije, en qué momento no traía los auriculares. Joder, se ha quedado en mi habitación. Quizá sea por el bullicio de todos, o por el parloteo de que ya era tarde para algunos. Las suelas de los zapatos chocaban al suelo que generaba sonido, el cual era irritante para mí, como cuando hablan mientras mastican. No somos más que personas jóvenes tratando de cumplir expectativas que tienen de nosotros, que, a la mínima crítica de algo que probablemente hicimos con tanto esfuerzo, nos terminen diciendo que esperaban más de nosotros. Joder, ¿qué quieren? Todo esto es una mierda, lo veamos de donde lo veamos, solo es una plasta de mierda tratando de convertirse en algo bello, pero al final del día llega alguien a pisar esa mierda con sueños, convirtiéndolo en un caos irreparable.

Mis pasos eran flojos, trataba de buscar algo dentro de mi mochila, pero ni yo sabía lo que buscaba, porque quería ignorar el ruido que genera todo el alumnado de entre los pasillos. Parecían urgidos a por la materia que tenían como su primera hora. ¿Pero de qué nos servirá? Tal vez para ir al supermercado.

Y aunque siento que venir al instituto sea como una negligencia por parte de mí, pero quería demostrarles que yo no estoy derrotada, al contrario, estoy más fuerte que un árbol tratando de derrumbarse. Pues sin importar que todos ya sepan lo que hizo Etan conmigo, estoy aquí. Las miradas se plantaban hacia donde me encontraba, algunos murmureos y susurros que hacían. Era evidente que yo estaba en el ojo público, que después encontraran algo mucho más interesante en donde sembrar la atención que han puesto sobre este ser humano. El video todo el mundo lo tenía, donde estaba golpeando a Megan y solo por eso yo me he convertido en la villana, siendo ella quien llegó a empujarme primero. No busco justificarme, ni mucho menos que me entiendan, solo quiero desaparecer y no dejar rastro alguno de mi paradero. Quizá morir no sea mala idea en este siglo; muchos lo hacen, quizá sea como una puerta de emergencia para las mentes en caos. Pero están las alternas: los que están para escucharnos y tratar de ayudarnos. Sí, somos jóvenes, somos una presa fácil para nuestra propia mente, pero fingimos ser más rápidos que él y, con mucho esfuerzo, salimos de su siclo, convirtiéndonos en su máximo depredador; porque hemos encontrado su punto débil y su punto débil: somos nosotros mismos.

GOLPES DE LA VIDA ✓ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora