CAPÍTULO 29

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Ariana Grant


Nunca me había sentido tan especial como ahora, recordar sus labios con el simple hecho de acariciarme con los dedos los míos. A la mañana de Navidad, mi madre subió a mi cuarto para despertarme con la noticia de que Santa Claus ha dejado regalos bajo el pino. Lo malo es que no deje carta para él, supongo que Santa tiene poderes telepáticos para averiguar lo que querría para este día. Lastimosamente, lo que quiero ya no puede traérmela de regreso, y por más que escriba diez mil cartas, no me lo podría conceder. Los regalos envueltos en papel o puestos en bolsas coloridas o de un color metálico. Esto parecía emocionarle más a mi madre que a mí misma, la sonrisa melancólica de mi rostro mientras descubría una de las sorpresas. Me era inevitable no aguantar las lágrimas y expulsarlas de mis ojos. El papel que envolvía el regalo absorbía pequeñas gotas de líquidos oculares.

Miko colocaba su pequeña tropa en mi mano para consolarme al verme en este estado. Cogí un poco de aire, me limpié los ojos con el dorso de mi mano para continuar desenvolviendo regalos, todos los recuerdos junto a mi abuela, esos momentos con chocolate caliente y malvaviscos inundaban mi mente y me era imposible no soltar en lágrimas y pequeños jadeos de dolor por los recuerdos vividos.

Parece que son más los regalos para mí que para mi madre. Por eso, hace un par de días le compré un detalle para ella.

Navidad ya no la veía de la misma forma que las anteriores. No viajamos a México, perdí a mi abuela hace tres meses. Si antes no me gustaba tanto, ahora menos. Definitivamente, tengo miedo. Tantas expectativas impuestas conmigo misma que temo no lograr y no enorgullecerme. Derecho suena bien, la orientadora me envió una lista de todas las posibles universidades que me pueden agradar para postularme. A mi madre le parece una maravillosa idea que estudie la carrera.

Luego del desayuno fuimos a dar una vuelta por las calles decoradas de la ciudad, de día no se ven las luces, pero de noche son un completo espectáculo visual. Pasamos a una de las cafeterías favoritas de mamá; a ella le encanta un café en especial que preparan en el local: una mezcla de café, crema y macha. Mi café preferido del local es el frío, con crema batida y caramelo.

¿Quién diría que si estaba sobreviviendo a un año más?

Por algo la vida aún me sigue manteniendo respirando. Caminando por esta parte del mundo.

Fuimos a la plaza comercial, cada departamento decorado con luces cálidas y coloridas por la época, las grandes tiendas mantenían el toque único de su forma de festejar este último mes del año. Todos con sus compras de ropa, joyas, bolsos, accesorios y zapatos nuevos para que en unos días despidamos este año viejo. A mí no me importaba la ropa, estoy tan acostumbrada a tener las mismas, pero mi madre dice que no; que siempre es bueno tener uno que otro guardado.

Parecían que los días se acotaban, el año sí que tenía una gran urgencia de marcharse y dejarnos con el otro que comienza el primero de enero a las doce de la noche.

Mi madre salía en ocasiones tarde, por la alta demanda en el restaurante, aunque en la casa ya no la pasaba sola. Me veía como una loquita platicando con Miko, era el único que me escuchaba y con quien soltaba pequeños enojos por masticar mis zapatos negros, la risa que soltaba cuando salía corriendo con una de mis blusas entre su hocico. Cramer me llevaba a lugares que no conocía de la ciudad.

Me llevó a una de las bibliotecas más grandes de la ciudad, donde el olor a papel nuevo, mezclado con algún tipo de limpiador aromático, era lo único que se olía en el lugar. La amabilidad era lo que sobraba aquí, maravillosos títulos sobre las estanterías. El chico me mostraba cada libro y título, al igual que dándome pequeños contextos de cada uno. Me enseñó el libro que me dio en la biblioteca de la escuela, confesándome que fue uno de los primeros en leer, pero que a él no se le olvidara una que trataba de una niña que tenía todo el tiempo del mundo y que su nombre era "MOMO", aunque el título suene extraño, pero para él valió todo el tiempo que lo leyó.

GOLPES DE LA VIDA ✓ [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora