Nick I

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Mi respiracion esta agitada, las lágrimas inundan mis ojos y empapan mis mejillas. Las heridas profundas sobre mi pecho sangran y queman. Trato de reincorporarme, buscando su mano, pero no la encuentro.
Apenas puedo ponerme sobre mis rodillas, comienzo a buscarla con mi mirada borrosa, el piso se mueve y la cabeza me punza. Siento algo caliente bajando sobre sobre mi frente, pero no le doy importancia, solo quiero encontrarla.
Gateo con una mano apoyada en el suelo, la otra sobre mi pecho tratando de contener los ríos de sangre que brotan de mis heridas. Escucho sus gritos, siento su desesperación, su llanto me rompe. Me grita que me vaya, que corra, pero no quiero hacerlo, necesito estar con ella.
De un momento a otro, el sufrimiento se detiene. No escucho nada más, no hay gritos, no hay súplicas, no hay llanto.

Mi desesperación aumenta, el miedo crece. Me pongo de pie como puedo, me tambaleo y me estampo contra las paredes a mi paso. Escucho una respiración forzada, la sigo con esperanza. Al entrar a esa habitación, me encuentro con ella, me paralizo, pero ella nota mi presencia y levanta su mano hacia a mi, me acerco como puedo y entrelazo mis dedos con los suyos, dejando caer mis rodillas sobre el suelo.
Me sonríe con la misma calidez de siempre, mirándome con ternura.

- Papá ya viene - dice entre jadeos - Vas a estar bien, mi niño, papá estará aquí pronto. - sus ojos se llenan de lágrimas, los míos también - Nunca abandones tus sueños, mi amor, ¿Puedes prometerlo? - asiento con la cabeza - Estaré siempre contigo, mi niño, siempre. Te amo con el alma, mi Nicky. - dice pero su voz es apenas audible.

- Te amo, mamá, por favor, no me dejes...por favor, quédate... - apenas puedo hablar, el nudo en mi garganta me asfixia. - Mamá....por favor....por favor...

- Mi niño, mi...Ni...ck...y...

Esas palabras fueron más bien un suspiro. Sus ojos marrones tienen las pupilas más dilatadas de lo normal y su sonrisa comienza a desvanecerse al mismo tiempo que su mirada se hace opaca, ese brillo distintivo desaparece.
Sus dedos aún entrelazados con los míos pierden toda la fuerza y entonces, lo entiendo, se ha ido...Justo ahí, frente a mi, ella se ha ido.

Despierto de golpe, mi cuerpo esta bañado en sudor e incluso dormido, las lágrimas han brotado de mis ojos.
Siento que me falta el aire y al colocar mi mano sobre mi pecho en busca de un poco de calma, siento las cicatrices por debajo de mi camiseta, sin más que hacer y abrumado por el recuerdo, me dejó caer sobre mis rodillas y dejo salir todas las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos. Durante varios minutos, no sé exactamente cuántos, lo único que se escucha en mi habitación son mis sollozos, mis gritos ahogados y las lágrimas cayendo sobre mi alfombra.

Abro los ojos, ya no estoy sobre mis rodillas, estoy en posición fetal, no supe en qué momento terminé así.
Dirijo mi mirada al reloj despertador que está sobre mi mesa de noche, 3:57 de la mañana...¿Cuánto tiempo ha pasado desde que desperté? No tengo idea.

Me levanto del suelo y me dirijo al baño. Todo está en silencio y en total oscuridad, hasta que enciendo la luz del baño y cierro la puerta tras de mi.
Me enjuago el rostro con un poco de agua fría y me observo en el espejo.
Me saco la camiseta y observo las cicatrices en mi pecho, son largas y bastante prominentes, ya que las heridas fueron profundas.
Sigo las líneas con las yemas de mis dedos y no puedo evitar sentir una punzada de dolor en el corazón. Mi madre estaría muy decepcionada de mi si supiera que, de hecho, si abandone mis sueños y mi más grande pasión, si supiera que no he vuelto a componer y mucho menos he vuelto a tocar absolutamente nada desde que ella se fue...Lo siento tanto, mamá, en verdad lo siento, pero no estoy listo y papá tampoco.

Se que dije que no vivía en depresión por lo sucedido con mamá y lo digo en serio, pero tampoco puedo pedirle a mi corazón que no duela, a mi alma que no extrañe...Y cuando esos sentimientos salen a flote, tampoco busco reprimirlos. Es normal extrañarla, es normal sentir que me hace falta y es normal sentirse mal de vez en cuando, es parte del duelo, no hay prisa por sentirse bien todo el tiempo, quizá eso nunca suceda y también es completamente normal. Perdí a mi madre, a la mujer que me dio la vida y me crió con amor y dedicación, a la mujer que más he amado en esta vida, la gente no puede simplemente venir y decirme "Hey, ya basta de sentirse triste" porque estarían pidiendo algo imposible.
Es por eso que me permito vivir mis emociones, mis sentimientos, porque es lo más sano para mí y es como he podido salir adelante durante estos largos años.

Vampire Rivaux (Heartstopper AU) (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora