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Briar Kingman.

Todo estaba yendo bien según parecía, Noodle se había encargado de mostrarle a la señora Fregoso un dibujo de Lejía como un noble que yo había hecho, y Willy hizo una especie de máquina que sometía al perro de Lejía para lavar.

Ahora mismo Willy y yo íbamos a ver a Noodle, él va delante de mí y sostiene mi mano mientras intentamos salir sin que Fregoso nos vea.

Llegamos donde Noodle, quien nos esperaba con su contenedor.

─¿Tú vienes conmigo cierto? ─Willy me pregunta.

─Por supuesto. ─Respondo sonriendo.

─Okay, solo quería asegurarme. ─Dicho eso me pasa una manta para envolverme.

Lo hago al momento de entrar al contenedor, puedo sentir como Noodle nos transporta a la salida.

Ya afuera, Willy y yo salimos del contenedor.

─Listo, ahora solo tengo que vender estos... ─Sus palabras quedaron en el aire cuando de su sombrero saca el envase completamente vacío. ─Chocolates.

─¿Te los comiste? ─Le pregunto.

─No, claro que no. ─Niega enseguida. ─Fue el hombrecillo.

─¿Hombrecillo? ─Pregunta Noodle, ambas lo miramos incrédulas.

─Sí, de piel naranja y cabello verde. Es mi nemesis. ─Se escucha muy seguro.

Pero sin sentido.

─¿Esperas que creamos eso?

¿Que tanta probabilidad hay de que exista un hombrecillo naranja con cabello verde?

─Él se comió los chocolates, siempre lo hace. ─Suspiro rendida.

─No será que cuando dormiste terminaste soñando eso y que en realidad tú te comiste los chocolates. ─Dice Noodle, esto se escucha más creíble.

─La versión de Noodle es más coherente. ─Le doy la razón a la pequeña a mi lado.

Willy gira sus ojos como respuesta.

─El tema es, que necesito leche para hacer más chocolates.

Noodle se acerca a una puerta y toma una de las botellas de leche que estaban ahí.

─No, eso no. ─Willy le quita la botella y lo pone en su lugar. ─Eso es hurto, y además, no es cualquier leche, necesito leche de jirafa.

¿Leche de jirafa? ¿Tendrá buen sabor?

─Tienes suerte de que en el zoológico haya una. ─Le dice Noodle.

─Entonces vamos. ─Dice Willy decidido.

─¿Quieres entrar y ordeñar la jirafa solo así?

La pequeña Noodle tenía razón.

─Olvidas los guardias. ─Le digo.

─No se preocupen, tengo un plan.

Con eso nos vamos en dirección al zoológico, Noodle se quedó con la excusa de que estaría pendiente de la señora Fregoso.

Es de noche, así que era más fácil entrar.

─Eres muy buena. ─Dice mientras llegamos. Me quedo confundida sin saber a qué se refiere.

─¿Como?

─Dibujando, lo haces muy bien. ─Dice mirándome.

Yo le respondo con una sonrisa que él me devuelve.

─Gracias, tú también haces un muy buen chocolate. ─Willy ríe contagiándome.

Cuando llegamos vimos al guardia en su puesto.

─Llévale esto. ─Me entrega una cajita en forma de regalo.

─¿Y esto qué es? ─Pregunto señalándolo.

─Es un chocolate, nos ayudará a entrar.

Asiento levemente y me dirijo hacia el señor.

─Hola, buenas noches. ─Digo apenas estoy enfrente. ─Tome, los directivos le otorgaron un obsequio por sus arduos años de trabajo.

Espero y mi sonrisa le convenza.

─Oh gracias. ─Responde. ─Pero sólo llevo un año trabajando aquí.

Ay.

No me esperaba eso.

─Por eso es uno solo. ─Digo sin poder evitar soltar una risa nerviosa.

─Ah, gracias entonces. ─Hace un gesto mientras me agradece, yo como puedo me regreso donde Willy.

─Bien hecho. ─Me dice sonriendo.

─¿Que hace el chocolate? ─Le pregunto al instante que estoy a su lado.

─Se llama noche de fiesta, solo observa. ─Le hago caso y miro al guardia, se había llevado el chocolate a la boca. ─Le hace la ilusión de que está en una fiesta.

Exactamente como dijo, el guardia se ve muy contento dentro de su cabina.

Willy me iba explicando cada efecto que tenía el chocolate hasta que el guardia se quedó dormido.

─Wow. ─Musito

El ríe en respuesta.

─Vamos adentro.

Toma mi mano y ambos entramos corriendo al lugar, pasamos por la parte de los flamencos, se ven súper lindos.

─¿Por qué no se van volando? ─Pregunto.

─Necesitan que alguien les enseñe.

Ambos fuimos hasta llegar a donde tenía a varios animales guardados. Caminamos por el lugar buscando la puerta que dijera "jirafa".

Willy abre una puerta con mucha seguridad, pero de esta venia un tigre con intención de atacar. Rápidamente la cierro antes de que el animal se lo tragara.

─Definitivamente, yo te enseñaré a leer. ─Ambos estamos en shock, en la puerta claramente decía "tigre".

No pasó mucho hasta que la encontramos, Willy abre la puerta con cuidado esta vez, adentro.

Willy le habló a la jirafa, y esta parecía entenderle, se llama Abigail, según dice en un letrero. Él le dio unos chocolates de menta y cuando vine a darme cuenta ya estaba acariciandole la barbilla a la jirafa. Ok.

Estoy en una escalera muy alta, acariciando a la jirafa, Willy por su parte la ordeñaba.

─¿Qué planeas hacer cuando salgas? ─Me pregunta desde abajo. Yo llevé toda mi atención a él.

─Quiero hacer lo que más me gusta, arte. De hecho ni siquiera soy de aquí. ─Digo mientras él me miraba. ─Vine porque había estado viajando, y pensaba seguir haciéndolo, pero las cosas dieron un gran cambio.

Suspiro.

─Vaya, me gustaría verte pintar, no quedé conforme con ese pequeño dibujo de Lejía. ─Su risa me contagió.

─Cualquier día, que no estemos ordeñando una jirafa o escapando de la lavandería. ─Vuelve a reír, su risa es demasiado encantadora, bueno, él es demasiado encantador.

─Lo tendré en cuenta. Y lo harás.

─¿Qué cosa?

─Lo que más te gusta, arte. Te lo prometo, te sacaré de ahí. ─Dice mirándome con tanta sinceridad que quise llorar.

─¿Lo prometes?

─Con el meñique. ─Se levanta del pequeño asiento para subir la escalera y quedar frente mío, tomando mi meñique con el suyo. Willy me miraba con una sonrisa tatuada en su cara, igual que yo.

Su mirada de alguna forma me estremecía, me hace sentir bien.

Pure Imagination, Willy WonkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora