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Willy Wonka.

Sus manos en mi cabello y rostro me están volviendo loco.

Intento mantener la compostura mientras su cara está tan cerca de la mía, Briar acomoda un poco mi cabello para luego sonreírme y volver a su lienzo. Ya falta poco para terminar la pintura.

Su mirada se concentra en cada pincelada que da, sus ojos viajan del lienzo a mi, y yo no despego los míos de ella.

Una sonrisa se escapa de mis labios al momento en el que su mirada se cruza con la mía, ella sonríe de vuelta y mi corazón amenaza con detenerse.

Pasa menos de una hora en lo que Briar termina la pintura, me entretuve demasiado con solo verla que no noté el paso del tiempo.

Un poco de pintura se había salpicado en su ropa y su cara, ni hablar de sus manos. Ella se levanta de su asiento y me mira con una enorme sonrisa.

─Mira. ─Me indica que me acerque y así lo hago, me levanto de mi asiento igual que ella y me posiciono a su lado.

Observo la obra y en realidad lo ha hecho muy bien, demasiado. Giro mi rostro y me encuentro con su mirada esperando que diga algo.

─Es perfecta. ─Tú eres perfecta. Eso y otras cosas quisiera decirle, pero mejor ahora no.

Ella sonríe en respuesta mientras junta sus manos sucias de pintura, mi corazón late con fuerza dentro de mi pecho.

Voy a morir por tanta belleza.

Hablando de la obra, por supuesto.

─Tampoco es para tanto, quedó algo bien. ─Me dice y creo que ha dicho lo más estúpido que he odio.

Es increíble el cómo me retrató, parece una fotografía.

─¿Qué dices? Es maravilloso. ─Ella me mira y sonríe inclinando su ceniza a un lado.

─Está bien, te creeré. ─Briar ríe contagiándome.

─Te lo juro.

Ella alza una ceja.

Siento unas enormes ganas de tocar su rostro, pero algo no me lo permite.

[...]

─Por favor, Noodle. ─Le pido a la niña mientras camino detrás de ella intentando convencerla.

─No lo sé, Willy. La señora Fregoso ya no está taaan entretenida. ─Dice alargando la a. ─No creo poder sacarte de la lavandería tan fácil.

─Por favor. ─Me interpongo en su camino.

Noodle gira sus ojos.

─No te voy a poder ayudar como tú quieres, pero en una esquina donde están los contenedores de lavado, ahí hay un ducto no tan pequeño. ─Me explica y la miro con atención. ─Y sale a una de las alcantarillas de unas calles más afuera, cerca del muelle.

La miro confundido.

─¿Por qué no nos dijiste esto antes? Habría estado mejor que ir todos amontonados en tu contenedor.

─Es un poco pequeño, con suerte y tú cabes. Oye, y ¿Para qué quieres salir? Es tarde, no falta mucho para que anochezca.

Ella me mira con los ojos entrecerrados.

─Es un secreto. ─Digo llevando mi dedo a mi boca mientras me voy alejando. ─Y gracias.

Sin más me voy caminado por los pasillos de las habitaciones, buscando una en general.

Al llegar, me pongo en frente de la puerta, y mientras suelto un suspiro le doy unos cuantos golpes.

No espero mucho cuando la persona del otro lado abre.

Ahí la veo, tiene un pañuelo en su mano.

─Hola, Willy, ¿Vas a llevar la pintura a tu habitación? ─Me pregunta y yo niego con una sonrisa.

─No, vengo por ti, ¿Quieres ir a dar un paseo? ─Le digo y ella me mira con confusión.

─¿Ahora? ¿Afuera? ─Asiento. ─¿Noodle si puede sacarnos?

─No, conozco otro atajo. ─Ella alza una ceja.

─Okay, vamos. ─Deja el trapo que tenía en su mano en alguna parte y sale riendo.

Yo sonrío y le ofrezco mi mano, ella la toma y siento la suavidad de su piel, se siente como seda. Corremos con cuidado de que la señora Fregoso o Lejía nos escuchen. Entramos a la lavandería directo al lugar donde Noodle me indicó, allí busco dónde está el supuesto ducto.

─Aquí está. ─Digo cuando lo encontré, me pongo en cuclillas y retiro la tapa, volteo a mirar a Briar.

─¿Qué planeas, Willy Wonka? ─Me dice mientras se pone al lado mío.

─Podemos salir por aquí. ─Le digo, su mirada no se ve muy convencida. ─Ven conmigo.

Ella me mira y luego baja su mirada, sonríe y vuelve a mirarme mientras asiente, yo sonreí con emoción.

─Iré yo primero. ─Le digo para ir entrando.

─Esto no se ve muy seguro... ─Dice mientras va entrando detrás de mí.

El espacio es un poco angosto, pero podemos andar, con dificultad, pero no importa. A lo lejos puedo ver un rayo de luz, ya estamos cerca de la alcantarilla de la que Noodle habló.

Hay unas escaleras para subir a la calle, las voy subiendo y por suerte no son tan altas y no hay mucho que escalar. Empujo la rejilla que da a la calle a un lado y salgo.

Briar viene subiendo y le doy mi mano para que se sostenga y puedo salir con más facilidad, ella la toma y al momento de salir la agarro de la cintura para tener más apoyo.

─Ya es de noche. ─Me dice mientras nos ponemos de pie.

─Sí, pero no importa. ─Le doy una sonrisa y ella me la devuelve.

Tomo su mano y caminamos por el pueblo, estamos cerca del muelle.

Mientras vamos caminando me fijo en un puesto de flores, es el mismo en el que estaba Briar esta mañana. El anciano ya estaba por irse, pero me apresuro en ir hacia el puesto, sin soltar la mano de ella.

─Buenas noches. ─Digo cuando llegamos y el señor me mira. ─¿Me podría dar ese?

Le indico cuál y el señor asiente mientras va y lo busca. Me giro a ver a Briar y ella está sonriendo.

─Willy, ¿Qué haces? ─No le respondo y le recibo las flores al anciano antes de pagarle, son los mismos tulipanes que ella veía en la mañana. Se las doy y ella con una enorme sonrisa las toma en sus manos.

─Vi como las veías en la mañana, no pude evitarlo. ─Suelto una risa al final.

─Gracias, Willy, eres demasiado encantador. ─Al momento de la ella decir eso mis latidos aumentaron su velocidad.

Me alegra ver la sonrisa que tiene en su cara, y más el hecho de que fui yo quien la provocó.

¿Estaré enamorado?

Mis pensamientos son interrumpidos cuando Briar se suelta de mi mano y camina hacia el muelle. Yo la sigo, caminando un poco más lento, ella se detiene bajo la luz de la luna, la brisa del mar mueve su cabello mientras ella mira al cielo.

Es demasiado perfecta.

Me quedo de pie en mi lugar sin acercarme, quiero apreciarla desde aquí. Ella es toda una dama, y yo, yo solo soy un chico que vende chocolates.

Todas mis emociones se sientes como explosiones cuando ella está cerca.

Pure Imagination, Willy WonkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora