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Briar Kingman.

Escucho a la señora Fregoso gritarle a Noodle desde mi habitación, quisiera salir a defenderla, pero estoy segura de que la vieja era capaz de cobrarme monedas extras con la excusa de que eso no sería asunto mío, y la verdad no me gustaría quedarme una semana en el armario.

Ahora, ¿Cómo terminé aquí? Fue hace menos de dos días y lo que la he sufrido no tiene nombre, gracias a Dios hoy terminamos un poco temprano y pude descansar un poco, en lo que se supone que se debe de llamar cama.

También escuché de un huésped, un tal Willy Wonka, me pregunto cómo le harán ese par para atraer tantas víctimas, ah si, su magnífica estafa.

Compadezco a la pobre alma que acaba llegar.

Apago la vela que ilumina el lugar y me dispongo a dormir, debo aprovechar estas pocas horas.

[...]

Despierto con un terrible dolor de cabeza, había soñado con una canción, no era la primera noche que soñaba con eso, pero cada vez que despertaba, olvidaba completamente cómo iba.

Luego de estar mínimamente presentable, salgo de mi habitación, si es que así la puedo llamar, justo cuando voy saliendo, un hombre con un saco vinotino y sombrero marrón va pasando por el pasillo, ¿Es este el tal Willy Wonka? Vaya, imaginaba a un viejo más o menos como Lejía, pero es un joven, muy guapo.

Debí quedarme embobada porque este cuando me vio me sonrió y bajo su cabeza en saludo, murmuró un "buenos días" y siguió su camino.

Cuando se fue sentí compasión por él, no sabía que estaba condenado.

Decidida intentó salir detrás de él, pero la señora Fregoso se interpone en mi camino con una mirada malvada sobre mí.

─¿A dónde crees que vas? ─Me dice.

Niego y suelto un suspiro y fui a la fila donde Lejía tomaba la lista.

─Briar. ─Me nombró con burla y del coraje quise llorar, no es una novedad en mí, lloro por todo.

─Presente. ─Murmuro sin ganas. Soy la última de la lista, así que apenas respondí bajé a la lavandería.

Saludo a todos los que están adentro, Larry no tardó en hacer uno de sus chistes terriblemente malos, pero me sacan una sonrisa en estos momentos de frustración.

─Se ve muy bella cuando sonríe. ─Me dice el comediante.

─Muchas gracias. ─A pesar de la situación, nos llevamos bien entre todos, son muy amables.

El señor Ábaco, que era un contador, me recuerda mucho a mi difunto abuelo, me di cuenta en estos pocos días. Sin más fui a lavar, lo único que se podía hacer aquí.

Al cabo de un rato, no sé ni cuánto tiempo llevaba revolviendo cuando escucho un estruendo. Salgo a ver y, vaya sorpresa, el nuevo.

─¿Ustedes también fueron engañados? ─Pregunta con confusión y le notaba un poco de tristeza y decepción en su mirada.

─Sí, y es mejor que hagas lo que te digan. ─Dice Pipa llegando y ayudándolo a salir del contenedor en el que había caído.

─Todos fuimos engañados con la oferta de una habitación a tan solo una moneda. Soy Ábaco Crunch, soy un contador, o bueno, al menos eso era.

Todos se presentaron incluyéndome a mí.

─Soy Briar Kingman, artista. ─Menciono con una sonrisa, Willy solo asiente en respuesta a todos.

Él intenta buscar una salida, pero todo es en vano, el señor Ábaco se acerca a Willy y solo queda convencerlo de que no hay salida.

─Ya lo hemos intentado todo, y en caso de que logres escapar, la señora Fregoso pasa lista todas las mañanas y como no te vea, te buscará y te encontrará. ─Dice Pipa. ─Es un contrato por escrito, irá con la policía y te cobrará mil monedas más por las molestias.

Pure Imagination, Willy WonkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora