Capítulo 12 - Adiós

7 2 7
                                    


No me di cuenta de la expresión horrorizada de los que estaban a mi alrededor, mi furia me nublaba. Cris volteo hacia Jenn


—¡Zorra! —Cris escupió la palabra con veneno, y algo dentro de mí se quebró. ¿Cómo se atrevía a hablar así de su propia hermana?


Mis puños se movían sin control, una y otra vez, como si estuvieran poseídos por una rabia incontenible. Cada golpe era una liberación de la frustración acumulada durante tanto tiempo. La gente se apartaba, algunos gritaban, pero yo estaba inmerso en una especie de trance violento.


— Vamos dime quien es la "Zorra" ¿Te crees muy hombrecito, no es asi?


—¡Josh, detente! —oí gritar a Juan, pero las palabras resonaban lejanas.


La conciencia de que estaba perdiendo el control se filtró en mi mente, pero era como si estuviera atrapado en una vorágine de ira. Cris ya no era una persona para mí, solo una imagen borrosa que debía recibir el castigo que merecía.


Finalmente, alguien logró agarrarme por los hombros y apartarme de Cris. Mi respiración era agitada, mis manos temblaban. Cris yacía en el suelo, inconsciente, y su rostro estaba hinchado y ensangrentado. Me miraron con horror y miedo, y sentí una extraña mezcla de satisfacción y arrepentimiento. ¿Qué había hecho?


La realidad se desvanecía, y el peso de lo que acababa de ocurrir se hundió en mi pecho. Jen me miraba con ojos llenos de decepción y terror. Sabía que había cruzado una línea, una línea de la que no había vuelta atrás.


— Y la próxima vez, desearas que te mate — Escupi alejándome del lugar 

***

Al día siguiente, me encontraba en una mezcla de aturdimiento y arrepentimiento. Mis acciones de la noche anterior resonaban en mi mente como un eco de pesadilla. Me levanté con la certeza de que algo estaba irreversiblemente roto en mi interior.


Las miradas acusadoras de mis compañeros de clase me seguían por los pasillos. Algunos murmullos eran incomprensibles, pero podía sentir la carga de juicio en el aire. La noticia de lo sucedido en la fiesta se había propagado como pólvora, y mi nombre estaba en boca de todos.Al llegar a la escuela, la atmósfera era tensa. La dirección de la institución ya estaba al tanto de la situación. Las miradas severas de los profesores y del director parecían atravesarme. Sabía que venían problemas, pero la magnitud real de las consecuencias comenzó a golpearme cuando me llamaron a la oficina del director.


—Josh D'Santiago, esto es inaceptable. —El director me miró con una mezcla de decepción y enojo—. Hemos decidido suspenderte indefinidamente. Además, hemos notificado a las autoridades sobre lo ocurrido.


Mis padres serían informados de inmediato. Mis manos temblaban mientras recibía la noticia. Las lágrimas pugnaban por salir, pero me negué a mostrar debilidad frente a la autoridad.—Espero que reflexiones sobre tus acciones. Este tipo de comportamiento no tiene cabida en nuestra institución.


Salí de la oficina con un nudo en el estómago. Mi vida había dado un giro abrupto y desolador. La realidad de mis elecciones imprudentes se imponía con cada paso que daba por los pasillos desiertos de la escuela.

Amor + Tiempo = ¿Olvido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora