Reencuentro

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Cierro mi maleta y la dejo junto a la mochila de mano.

Creo que ya está todo listo, hago un último repaso rápido en mi mente de las cosas que necesito para comprobar que nada me falte y también para dejar todo en orden, ya cerré las puertas, las ventanas, no tengo mascota aquí así que no tengo ese pendiente.

El timbre del apartamento suena y sabiendo que ya llegaron por mi, tomo mis cosas y abro la puerta.

Tiago me sonríe al verme y me ayuda con mi maleta para poder cerrar el apartamento.

-¿Emocionada?- pregunta cuándo vamos en el elevador.
-Creo que ahorita son más mis nervios que la emoción- me veo en el espejo de el elevador y acomodo mi gorra en un gesto que confirma mis palabras.
-¿Te quedaras mucho tiempo allá?- llegamos al lobby y comienza caminar a mi par.
-Espero que no, creo que tengo más cosas que hacer acá- sobre todo cierto tema pendiente con una personita.

El sol pega bastante al salir, me voy dando cuenta que me abrigue mucho para el día así que me quito la chaqueta quedando solo en un jogger y blusa deportiva.

-Perdona que te haya pasado a recoger tan temprano- dice cuando ya estamos en el carro.
-No hay problema, será lindo ver a los chicos antes de irme por unos días. Los voy a extrañar- termino haciendo un puchero.

Tiago se había ofrecido a llevarme al aeropuerto pero me comento que necesitaba pasar antes por la casa a hacer unas cosas, por lo mismo paso temprano por mi.

Recargo mi cabeza en el asiento viendo las calles de Buenos Aires, se que no es mucho tiempo el que estaré en Miami , pero voy a extrañar estar aquí.

No es mi manera favorita de irme, me hubiera encantado hablar con Mauro pero tal parece que aún no arregla sus situaciones.

Ya ha pasado un poco más de una semana y la verdad es que ha estado muy desaparecido , se que ha ido un par de veces a la casa pero no nos hemos topado y en redes sociales parece que se ha desconectado por que no ha publicado nada, yo tampoco le he mandado mensaje por que supuse que ese no era el plan.

Tiago baja el volumen de la música en el carro. - ¿Estás bien? No has parado de mover la pierna-señala mi pierna.

Volteo a verlo, me encantaría platicar con el acerca de lo que siento, hay suficiente confianza e incluso quizá el me pudiera ayudar a comprender un poco a Mauro. Pero hay algo que me detiene.
Ante mi silencio me mira de reojo

-Solo es que me hubiera gustado arreglar algo antes de irme- cuento a medias
-Siento qué hay algo más-volteo a verlo y parece pensativo-cuando estes lista para hablar, aquí estoy amiga- toma mi mano y le da un apretón sonriendo de lado.
-Gracias- le digo con sinceridad, se que en algun momento me sentiré lista para hablar más a fondo acerca de lo que sea que este pasando entre Mauro.                                                                     
Miro la mano de Tiago, a veces me pregunto que hice para merecer amistades tan incondicionales como la que he conseguido con ellos.

Al llegar a la casa recibo abrazos muy emotivos por parte de los chicos, no me ayudan mucho por que estos días he andado bastante sensible y me molestan cuando se me escapan un par de lágrimas.

Ni si quiera se por que estoy llorando, supongo que es un conjunto de situaciones que ni yo misma comprendo del todo.

Tratamos de aprovechar las horas que me quedan en Buenos Aires, pasamos parte de la mañana jugando juegos de mesa y también jugando al Nintendo.

Ya que dicen que el día de hoy soy la consentida piden sushi para comer y hacemos un pequeño brindis por mi nuevo lanzamiento, aunque yo añado que el brindis es por nuestras carreras, las de todos.

Lastimosamente después de la comida; Lit, Enzo y Tommy se tienen que retirar, se despiden bastante dramáticos diciendo que me van a extrañar y que esperan que regrese y no los olvide.

La casa queda con un silencio sepulcral ya que Daniel también se fue por que necesitaba ir a la tienda, hubiera ido con el pero tenía ganas de descansar un poco antes de irme al aeropuerto ya que en los aviones es raro que pueda dormir.

Me recuesto en el sofá y abrazo un cojín cerrando mis ojos.

Es gracioso por que van pasando los minutos y no logro dormir, en cambio mi mente está haciendo una lista de todo lo que necesito hacer estando allá. Ya no es tan frecuente que vaya, ya sea por evitar cruzarme con ciertas personas o por que siento que acá tengo a mis amigos. Estar en Miami eleva ciertas defensas en mi que a veces no puedo controlar y que odio tener.

El timbre suena sacándome de mis pensamientos y me quejo en voz alta por que si Daniel iba a salir, bien pudo haberse llevado las llaves para no tener que parar a abrirme.

Abro sin ganas dándome la vuelta sin ver y caminando de regreso a mi lugar de descanso.

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