11 - Visita.

6 1 1
                                    

En la escuela, Noah se encontraba en la sala de juntas terminando uno de los informes para entregar, en la misma sala se encontraba Lucky en el archivero.La presencia de la chica era incomodó para Noah, el estaba consciente de los problemas que le ocasionaba a Adeline.

- Oye presidente, falta el expediente de unos alumnos. - Consultó al acercarse y tocar su hombro.

Sorprendido se exaltó y observó a su compañera que tenía a su lado.

- Si claro, disculpa los estaba usando. - agregó al juntar las carpetas de la mesa.

- ¿En que tanto pensaba presidente? Algo realmente importante debe ser. - miró pícaramente al pelinegro.

Algo en Lucky daba mala espina o debe que no está acostumbrado a estar muy cerca de chicas, lo incomodaba bastante. En movimiento está se paró frente a el con las manos en la espalda.

- Oye presidente, en la semana haremos una juntada entre amigos del Centro quería saber si querías ir. - Cierto cortejo se sintió en sus palabras.

- Claro, si no hay problema que vaya. - contestó un poco sorprendido.

Está se acercó pícaramente para luego tomar el bolígrafo que se encontraba en el lado izquierdo  del bolsillo de su pecho.

- Por algo lo estoy invitando, presidente. - Colocó la punta del bolígrafo en sus labios.

Era evidente que un escalofrío recoriera la espalda de Noah, el ambiente era muy tenso e incómodo está tomo las carpetas de la mesa y se retiró despidiéndose con un guiño coqueto.

Noah por su parte, posó su mano en su pecho notó la aceleración y el sudor frío en su rostro. Contuvo su respiración y salió del salon para dirigirse en la ventana que abierta se encontraba en el pasillo.

- Carajo, si sigo así no llegaré a la facultad. - Murmuró Noah al apoyar los brazos en el marco de la ventana y sacar la cabeza hacia afuera.

Sweetie por su parte solo podía ver el tercer ataque de pánico en el día.

- ¿Te encuentras bien, Noah? - Mencionó la menor al tirar de su pantalón levemente.

Noah con la cabeza afuera y con los ojos cerrados solo podía pensar en una sola cosa, en Adeline.

- Sí, no te preocupes ya se me pasará. - respondió al abrir los ojos y mirar el patio verde en dónde los alumnos descansaban en el receso.

Los primeros ataques de pánico ocurrieron en la mañana, cuando iba en el tren el vagón que le había tocado estaba llena de mujeres con ropa de trabajo. Eso incomodaba bastante y hasta miedo le daba la veía por todas partes a ella.
Luego en el camino una jovencita de básica se había tropezado tras correr, cuando esté la fue a asistir la niña le tomo del brazo haciando que esté se asustara y cayera al suelo de nuevo. Y ahora con su compañera, pero lo que le causaba más duda es con Adeline, cuando estaba con ella sus ataques no aparecían la tomo de la mano el brazo y hasta sostuvo su cuerpo en dos ocasiones.

Esté saco de su bolsillo la el cuaderno pequeño que se le había caído a Adeline el primer día que se encontraron. Esté sonríe con nostalgia y mira de nuevo cada dibujo.

- Lindo cuaderno, ¿tu los dibujas? - Pregunto el morocho a su lado.

Esté con sorpresa, casi dejar caer el cuaderno al vacío cuando se volteó notó a su acompañante.

De cabello negro y rulos, piel morocha y ojos café claro, le sonreía como si ya se conocieran.

- Lo lamento no quería darte un susto. - Apenado agregó.

El hiló que nos unió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora