XXII
Bajo mis ojos de inmediato, evitando a toda costa ver a la criatura a los ojos. Este bosque cada vez me sorprende más. ¿Cómo es posible que un basilisco habite aquí? No son las criaturas más fuertes que existen, pero si cometes el error de mirarlo a los ojos acabarás muerto en segundos. Y está muy cerca del borde, la gente de Venzar está en peligro.
El basilisco es un ser nacido del huevo de una serpiente que fue empollado por un gallo, por eso tiene cabeza y patas de gallo, el cuerpo de un un gallo pero revestido de piel escamosa de reptil, alas parecidas a la de un murciélago y la cola de una serpiente. Es una cosa horrible, y tan letal por su habilidad de matar con una mirada. Es imposible que su gestación dentro de ese huevo se haya llevado a cabo en este bosque, un gallo no sería capaz de sobrevivir aquí. Tuvo que haber llegado desde otro lugar.
Por el rabillo del ojo, veo a Azai con la cabeza inclinada, también evitando mirarlo. Gira lentamente la cabeza hacia mí y hace una seña indicando que ataquemos. El basilisco se acerca a nosotros, su cola haciendo un sonido de arrastre. Asiento hacia Azai y luego pongo mis ojos en las patas de gallo de la criatura. Se ha acercado y si le damos más tiempo va a matarnos.
Me lanzo hacia adelante sin dudarlo, blandiendo mi espada contra su costado, pero él casi tan rápido como yo y me golpean con su cola en el estómago, sacando todo el aire de mis pulmones. Azai aprovecha que el basilisco está distraído conmigo para dar un golpe certero en su ala. La criatura chilla y veo con satisfacción como su ala membranosa cae inservible en el suelo. Eso enfurece a la criatura, que ataca a Azai con su cola, golpeando su mano y haciendo que la espada de él caiga al suelo.
Me apresuro a atacar, yendo directamente a su cuello, pero el basilisco prevé mi movimiento y me golpea con su ala servible. Caigo hacia atrás y él aprovecha que estoy en el suelo para enroscar su cola en mi cuerpo. No se permito, sin embargo. Saco una daga con mi mano izquierda y la clavo en la piel escamosa, logrando soltarme.
Azai ha recuperado su espada y está llevando a cabo su contraataque. Logra cortar el cuello del basilisco, pero no tanto como para matarlo. Me pongo de pie una vez el basilisco me ha soltado y no pienso dos veces antes de saltar sobre la criatura y clavar mi espada en su cabeza.
Este se derrumba y ruedo por la tierra, poniéndome sobre mis pies. Está muerto, la sangre brotando desde la herida de su ala y su cabeza, manchando la tierra de rojo. No es difícil de matar, pero tener que evitar sus ojos en todo momento hace las cosas más difíciles para cualquiera. Es una suerte que seamos dos porque de solo yo o solo él, habría costado el doble.
—¿Estás bien?
La pregunta de Azai me sorprende, no es del tipo de persona que demuestra preocupación por alguien que no sean sus soldados o súbditos.
—Sí. —Aparto la vista del basilisco, encontrando los ojos de Azai—. ¿Y tú?
—Perfectamente.
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La Última Amazona ©
FantasyUna enemistad de siglos entre dos razas. Una fue creada para proteger a los mortales, la otra para que la primera no se vuelva en contra de los dioses. Las amazonas, guerreras por naturaleza, mujeres despiadadas que aprenden desde niñas a sostener u...