18 - " LA SIRENITA "

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👤 — DANIELA GARCÍA

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👤 — DANIELA GARCÍA.
📍 — DUBAI.

REAL LIFE.

Los coches es algo que nunca me ha llamado demasiado la atención. Si veía alguno por la calle y lo encontraba muy interesante que sacaba mi lado curioso, lo buscaba por internet, pero no mucho más. Así que, cuando Jopa, Borja y Dani decidieron ir a un desguace de coches increíbles, preferí quedarme con Adri en el hotel. Los dos salimos a comer y a pasear por la increíble ciudad, y además el chico me enseñó cómo editaba los vídeos para Plex, cosa que me pareció mucho más interesante.

Cuando volvieron por la noche yo ya estaba medio dormida, pero igualmente escuché todas aquellas cosas que habían visto, aunque no entendiera nada. Incluso me causaba alergia ver como me contaban las cosas tan emocionados.

Al día siguiente tuve que ponerme el bikini, ya que íbamos a hacer actividades acuáticas, cosa que, en realidad, me emocionaba.

Tuvimos que hacer la introducción del vídeo en la parte de los rascacielos, ya que por alguna razón no se podía grabar con cámaras profesionales. Borja y Adri estuvieron todo el tiempo pegándose, y al final se pusieron tan pesados que me quité una chancla y se la lancé, dándole al primero justo en la cabeza. Y después, salieron con ella corriendo, así que tuve que caminar medio descalza durante, más o menos, diez minutos, ya que no querían dármela.

Casi al llegar nos paramos a hablar con un grupo de gente de Suiza, y fue bastante gracioso. Después de eso, por fin fuimos a hacer la actividad acuática, la cual era conducir un coche por el agua.

—Aquí la gente necesita tener deportivos hasta en el agua, bro— murmuró Dani, después de soltar una pequeña carcajada, sorprendido— Es increíble.

—La Sirenita tiene que estar contenta.

Jopa se acercó a mi, y puso una mano sobre mi hombro haciendo una mueca triste con su boca.

—Dani, siento decirte que la Sirenita no está aquí.

—¡¡La Sirenita está en todos lados!! —Le respondí con dramatismo.

Unos pocos minutos después, nos repartieron chalecos salvavidas y nos enseñaron el coche rojo en el que nos subiríamos. A mi me tocó ir sentada detrás, en el medio, entre Adri y Jopa.

Empezamos yendo lento, y opté por poner un poco de música con mi móvil, cosa que al parecer a todos les gustó. Jopa y yo nos encontrábamos cantando una canción muy antigua de Rhianna —la cual sólo nosotros dos nos sabíamos— cuando Plex, que era el conductor, aceleró de pronto y tuve que cogerme a los asientos de delante porque sentía que saldría volando.

Me reí mucho debido a los nervios, porque cada vez que girábamos el coche hacia alguna dirección, parecía que íbamos a volcar.

No fue hasta bajar que me di cuenta de lo empapada que estaba, y eso que en ningún momento alguna parte de mi cuerpo tocó el agua. Escurrí un poco la camiseta que llevaba en aquel momento, mientras me acercaba a Dani, que estaba caminando hacia nosotros después de haber tenido que pagar para el arreglo de nuestro coche, pues se le salió volando un cristal.

—Hola, hola— le dije con felicidad, yendo hacia él dando algunos saltitos con hiperactividad— Ahora cuando vayamos al avión, ¿podemos ver La Sirenita?

La verdad es, que después de haber soltado aquel repentino comentario, me habían entrado unas enormes ganas de volver a verme todas aquellas películas Disney sobre la sirena pelirroja.

—Nunca la he visto. ¿Está guay?

—Están muy guais— le corregí, y él abrió los ojos ante la sorpresa— Hay un montón. Bueno tres, creo.

—Y, ¿quieres ver las tres? —Me preguntó.

Negué con mi cabeza, pues también quería descansar para estar bien despierta en el próximo destino. No quería perderme nada.

—Podemos ver la primera durante el vuelo, y esta noche, cuando termines de revisar los vídeos, vemos la primera de Cars.

Los ojos esta vez, se le iluminaron.

—Por la noche no lo sé, pero durante el siguiente vuelo si— asentí en su dirección, contenta por acceder a mi idea— Y, que sepas, que cada vez estás matándome más. Por favor, deja de proponer planes y hacer cosas que me encantan, por mi bien.

—Jamás— demandé soltando una pequeña risa— Pararé cuando te vea en la camilla de un hospital. Mentira, mentira— tuvo que decir, entre risas, al ver la cara del chico— era un pequeño bromuro.

Esta vez escuché su pequeña risa mientras se acercaba a mi y pasaba un brazo por mi cuello para abrazarme y depositar un pequeño beso sobre mi cabeza que me hizo sonreír.

No se que me deparará la vida después de la vuelta al mundo, pero ya no quería volver a casa. Quería quedarme con ellos, que poco a poco se estaban volviendo mi hogar.

Quería quedarme con Dani. Refugiada en sus brazos, porque en ningún lugar me sentía tan segura como entre ellos.

Espera, ¿eso tan cursi lo he dicho yo?

Que fuerte. Que mal me tiene este chico.

LUNA ( yosoyplex )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora