No Merezco Tu Piedad || Dip

11. Olvidé tu cumpleaños

Ha transcurrido una semana desde el cumpleaños de Phillip y, era especialmente un hermoso día de sábado, Phillip descansando en su habitación después del acontecimiento de hace algunos días... Cubierto completamente con la sábana, los rayos de luz a duras penas tocaban el vidrio de las ventanas haciendo que aquellos cruzaran a la habitación del rubio. Esos le dieron directamente en la cara, lo que le hizo fruncir el ceño y darle la espalda a la luz que atormentaba su sueño, aún no tenía ganas de levantarse.

Pero, en la cocina de aquella mansión se encontraba el jóven de cabello color ceniza y su querido amigo que usualmente utiliza una bufanda sobre la mitad de la boca aunque ni nevando esté.

-¡Podría simplemente usar magia! Será más fácil...- Comentó el de ojos carmesí, levantando el dedo índice de la mano derecha con una sonrisa maligna, Kenneth rápidamente le bajó la mano a la mesa.

-No, Damien. Debe ser especial y debe ser hecho por tí mismo, idiota. Posiblemente allí dónde vivías usaban la magia negra para todo, pero aquí en este pueblito, lo hacemos con las manos.

El de ojos claros tenía dos delantales en la mano, uno rosa con volantes y encaje y otro completamente rojo, Damien miró confundido.

-Tomaré el rojo.- Pero el contrario le quitó la mano del delantal rojo y le entregó el rosadito. -¿Eh?

-Vas a usar el rosa, el rojo ya lo aparté yo.

-PERO KENNY... ¡ES ROSA Y TIENE VOLANTES!

-Ajá, ¿Y? A Phillip le gustaría verte en rosa, con volantes alrededor de tu cuerpo~ quizá gimiendo...

-¿Qué insinúas?- Damien tomó el cuello del abrigo de Kenneth, acercándolo a él de forma amenazante... De su mano libre, subían las llamas ardientes.

-Hm, lo que tú creas que insinúo. Ahora date vuelta.- El rubio de chaqueta se soltó del agarre de Damien, le dió la vuelta y le colocó el delantal rosa sobre aquel muchacho que era más pequeño que él en estatura, ató los cordones rosas en la cintura del contrario, luego sonrió y dejó que Damien volviera a estar de frente, aquel muchacho tenía un ceño fruncido. -¡Quita esa cara, muñeco! Te prometo que a Phillip le va a gustar lo que vas a hacer con esas manos.

-Tus bromas sexuales no ayudan, Kenny.

El rubio soltó una risita y se puso manos a la obra, trajo harina, huevos, leche, polvo para hornear, escencia de vainilla y frutas.

-Podría simplemente llevarlo a comer...

-¿Hm?... Bueno, tú ganas... Pero intenta hacerle primero un pastel al menos, no es mi culpa que su único regalo fuera tu virginidad.

-¡KENNY!

El rubio recibió algunos golpes juguetones por parte de Damien. Kenneth soltó una risita y tomó las manos de Damien, para colocarlas sobre la mesa.

-Mira, solamente lee el libro que te dejé ahí- Él señala un gabinete.- Y el pastel estará listo en más tiempo de lo que piensas. Volveré luego y NO vayas a usar magia negra, te conozco.

-Si, si... Shu, vete.

El cenizo miró los comestibles que estaban frente a él, rodó los ojos en blanco y se acercó al gabinete tomando el libro que el anterio rubio le había indicado. Pasó y pasó varias páginas con recetas para diferentes pasteles, le aburrió bastante el hecho de tener que leer y leer cuando simplemente podría usar magia y todo quedaría igual de bien.

Levantó un dedo hacía los comestibles mientras aún tenía el libro frente al rostro, leyendo cada párrafo mientras su magia, siendo ordenada por su mente, hacía el trabajo de mezclar y añadir.