DOS PROMESAS,
UNA MÁS LETAL
QUE LA OTRANI SIQUIERA había amanecido cuando encontré a Stephan en el bosque. Para dejarlo claro, él estaba en todo su derecho de ir adónde quisiera, más que nadie; Stephan ha estado más tiempo que nadie en el campamento, desde los siete años junto con Annabeth, así que le daba pase libre a cualquier sitio. No obstante, sentí que estaban invadiendo mi propiedad.
Yo sé que podía pasar tiempo en muchos sitios, pero no en todos era bienvenida. Daba la casualidad de que en el bosque nadie era lo bastante atrevido para dirigirme la mirada o palabras, así que su calma era de mis cosas favoritas. Las dríadas se camuflaban al convertirse en árboles, muy hermosos, cosa que yo me quedaba minutos admirándolos hasta que caía en cuenta que no lo hacían de modo de presunción, sino que me trataban como un varón a punto de hostigarla. No eran muy lindas conmigo, pero ¿podían culparlas? Además de ellas, los animales, por muy pequeños que fueran, me dejaban en paz, espantándose de mi sola presencia. Grover una vez dijo que era debido a mi aroma, la muerte no era simpatizante con nadie, así que empecé a repudiarlos también.
El bosque era donde podía estar sola, nadie me señalaba o murmuraba hechos erróneos de mí, así que ¿qué hacía el niño bonito de Stephan allí? Era muy temprano para saltarse su sueño de belleza.
Lo vi hablando con alguien, una chica alta y reluciente. Tenía un rostro pálido como su cabello de hilo, sonriente y, al moverse, su túnica blanca como el mármol ondeó como las hojas al golpear el viento. Al principio pensé que era un fantasma, por poco olvidando que iba en compañía de uno, por su tez pálida y luminosidad en la oscuridad, pero ella tenía sandalias en vez de levitar a centímetros del suelo.
Parecía sostener algo en sus manos, al acercarme sigilosamente contra un roble, aprecié unas hierbas.
Stephan le sonrió, agradeciéndole.
—Lamento molestarte tan temprano, pero...
—Quieres tener preparado todo para la misión —asintió la chica pálida. Su voz era suave y femenina, como una delicada caricia—. Grover me habló de ella. Sé que tendrán éxito. Thalia está con ellos.
Rodé los ojos. Otra chica idealizando a la hija de Zeus.
—Lo sé, pero... —Stephan no prosiguió.
Estaba segura de que él también le habría encantado participar de la misión. Annabeth era su mejor amiga, habían crecido como hermanos, pero también se encontraba Artemisa, prácticamente su tía. No debía ser muy inteligente para notar qué sentía más esmero por ella que con su propio padre.
Me preguntaba por qué. Apolo era el dios del sol, bastante genial en parte porque su carro se podía convertir en lo que quisiera. Eso, y que era atractivo.
—¿Mi señora?
Casi olvidaba la presencia del Almirante. Se suponía que hablaríamos un momento sobre la misión de Hades y cómo mi madre entregó su confianza para embarcarme donde Annabeth. Si podía unir esas dos cosas, encontrar la manera de resolverlas en un dos por uno, tendría la perfecta excusa una vez que regresara al campamento.
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𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍'𝐒 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄 ──── pj
Fanfiction𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍'𝐒 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄 | ' la unión es la pérdida ' ‾‾‾‾‾‾‾‾‾‾« en donde Cíon Metaxás acude al llamado de auxilio de su amigo Grover. » ‾‾‾‾‾‾‾‾‾‾ ▹ percy jackson fanfiction ▹ femoc x maleoc? ▹ no se aceptan copias y/o adaptaciones ▹ actu...