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THALIA
INCENDIA
NUEVA INGLATERRA

ARTEMISA había asegurado que se acercaba el alba, pero nadie lo habría dicho: estaba todo más oscuro, más frío y nevado que nunca

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ARTEMISA había asegurado que se acercaba el alba, pero nadie lo habría dicho: estaba todo más oscuro, más frío y nevado que nunca. Allá en la colina, las ventanas de Westover Hall seguían oscuras. Me preguntaba si los profesores habrían advertido la desaparición de los hermanos Di Angelo. Prefería no estar allí cuando lo descubrieran. Con mi última suerte, me castigarían y reprocharían.

Las cazadoras levantaron el campamento tan deprisa como lo habían montado. Ellas parecían tan tranquilas en medio de la nieve, pero Percy y yo aguardábamos tiritando mientras Artemisa escudriñaba el horizonte por el este. Bianca se había sentado más allá con su hermano. Ya se veía por la expresión sombría de Nico que estaba explicándole su decisión de unirse a la Cacería. Desde luego, en mi opinión, ella había sido muy egoísta al abandonar a su hermano de aquella manera.

Pero lo hecho estaba hecho. No era quien para intervenir en las decisiones que las personas tomaban en su vida.

Thalia, Stephan y Grover se nos acercaron, deseosos de saber lo que había ocurrido durante nuestra audiencia con la diosa.

Cuando se lo contamos, Grover palideció.

—La última vez que las cazadoras vinieron al campamento, la cosa no fue demasiado bien.

—¿Por qué se habrán presentado aquí? —se preguntó Percy—. Quiero decir, ha sido como si surgieran de la nada.

—No me agradan —convine.

—A ti nadie te agrada.

—Y Bianca se ha unido a ellas —dijo Thalia, indignada—. La culpa la tiene Zoë. Esa presumida insoportable...

—Sería genial que mi tía aceptara hombres en las cazadoras... —Stephan miró de reojo a la diosa—. Es tan genial.

Thalia le golpeó el costado, para que despabilara.

—¡Son babosadas! ¿Quién querría estar con esas insoportables...?

—¿Puedes culparlo? —dijo Grover, suspirando—. Toda una eternidad con Artemisa...

Stephan se apresuró de intervenir.

—N-No lo decía con esa intención...

Thalia puso los ojos en blanco.

—Sois increíbles los sátiros. Todos loquitos por Artemisa. ¿No comprendéis que ella nunca va a corresponderos?

—Es que... le va tanto la onda de la naturaleza. —Grover parecía casi en trance.

—Estás chiflado —le espetó Thalia.

—Me chifla, sí —dijo Grover, soñador—. Es cierto.

 Es cierto

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𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍'𝐒 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄 ──── pjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora