𝐕𝓲𝓸𝓵𝓮𝓽 𝐄𝓿𝓮𝓻𝓰𝓪𝓻𝓭𝓮𝓷 ━━━ 𝐓𝚑𝚎 𝐒𝚎𝚌𝚛𝚎𝚝 𝐋𝚘𝚟𝚎

Capítulo 24: La duda del Jedi.

Un leve roció caía sobre la enorme y casi infinita ciudad de Coruscant, el corazón de la república, que a pesar de la sanguinaria guerra que atormentaba a la galaxia conocida, sus habitantes se mantenían en calma mientras no sean atacados por las fuerzas de la Confederación de Sistemas Independientes.

Dentro de la base militar del gran ejército de la república, se vivía un sentimiento de calma y serenidad que era muy raro sentirse desde que la guerra de los clones había empezado, tal vez era el descanso que las tropas necesitaban antes de retornar a la lucha con los inexpresivos y sin alma, droides de batalla Separatistas, pero había uno el cual no lo estaba pasando nada bien, este era un Jedi el cual no dejaba de comerse la cabeza con preguntas las cuales lejos estaba de tener una respuesta lógica y satisfactorio. El jedi solo caminaba perdido en aquella base militar, mirando a todos lados y a todos los soldados que habían allí, los veía como un montón de desconocidos a pesar de el ser su líder, pero en lugar de ver a soldados que disfrutaban de su tal vez corta vida, este solo veía a hombres que fungían como carne de cañón cuyo rostro, muy a pesar de su excelente parentesco, se hacia cada vez más borroso. El Jedi se detuvo en seco frotándose con su única mano orgánica tratando de confirmar de que no se estaba quedando ciego pero al quitarse su mano de los ojos, este noto como ella tenía un leve temblor, casi espasmos, los cuales intento calmar sujetándola con fuerza por su prostética mano metálica viniéndole a su ya de por sí confundida psiquis, un recuerdo, tan claro como mil soles brillantes...un recuerdo que se convertiría en una pesadilla...o en una posibilidad.

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Un joven muchacho de pelo negro azabache y brillantes ojos de un suave color verde, que los hacían parecer como dos hermosas piedras de esmeralda, el cual intentaba liberar su brazo derecho de las fauces de un montón de gigantes rocas de arenisca tan calientes que quemaban su carne, este jalo y jalo, una y otra vez pero era imposible soltarse y un fuerte sentimiento de desesperación y miedo lo inundaban cada vez más, mientras que frente suyo tenía una escena de terror absoluto para el, una joven chica rubia carente de ambos brazos que ya hacían en el suelo cercenados por la hoja de un sable rojo, mientras era maltratada y masacrada a golpes por una figura negra, sin facciones faciales alguna, solo un telón de oscuridad originado tal vez por la capucha negra que llevaba encima, tan solo dos orbes amarillas que parecían ser sus ojos.
-"!No!, ¡Déjala infeliz!"-, grito aquel muchacho en un inútil intento de evitar ver a aquella indefensa chica ser maltratada por la entidad sin rostro, pero dicha entidad se negó sujetando a la casi moribunda chica por el cuello, mientras se su boca salían chorros de líquido rojizo, mientras su cuerpo estaba arañado y con varias manchas sanguinolentas, como si de un cadáver se tratara. Cruelmente aquella figura se preparó para ejecutarla frente a sus ojos pero...el miedo y angustia en el joven de ojos verdes se transformó en un completo frenesí de histeria y enojo, este vio que de un momento a otro en la única mano que le quedaba, ya hacia una daga afilada y mirando su brazo atascado por ultima vez, comenzó a apuñalarlo una, y otra y otra y otra vez, no le importaba la cantidad de sangre que saltaba como gotas de lluvia en su rostro, ni el insoportable dolor que le causaba el como aquella daga tan filosa estaba perforando su carne y rompiendo sus huesos, tras 6 dolorosas y sangrientas puñaladas el muchacho jaló por última vez su brazo, desprendiendo nervios, músculo y piel de lo que quedaba de su brazo, era agónicamente doloroso, pero este al levantar la mirada una vez que su brazo se había desprendido, vio como aquella figura negra ahora con una hoja brillante de un bello rojo carmesí tenía atravesando el pecho de aquella chica que solo lo miró a el por última vez con esos ojos azules cuyo hermoso brillo se iba desvaneciendo junto con la vida de la chica. El muchacho veía horrorizado mientras lágrimas llenas de odio y tristeza rodaban por sus mejillas, gritando, casi reclamando el nombre de aquella chica, el cual era. -"¡VIOLET!"-.