3

470 28 1
                                    


✨ CAPITULO III✨

El miedo y preocupación invadió su cuerpo, ahora se sentía más culpable que antes. Lo más rápido que pudo, se acercó a la castaña que estaba inconciente en su cama, con las manos llenas de sangre por las espinas de rosas que se clavo; al ver el estado en el que estaba, fue corriendo al baño de la casa, tomo una charola de agua y puso manos a la obra. Quitó con cuidado las espinas de las manos de la chica, limpio la sangre que tenía y las vendo. De igual modo le hizo un masaje al tobillo de la chica para que bajara la hinchazón lo cual funciono.
Recostó correctamente a la chica sobre su cama y bajo a la cocina para hacer un té de hierbas curativas, para el dolor. Pues estaba seguro que la chica tal vez se había desmayado por el dolor que sentía.

Se sentía como un monstruo, él fue el causante de lo sucedido con TN y no se lo podía perdonar. La hirió y no tenía porque.

Cuando subió con una taza a la habitación de la chica, ella aún seguía "dormida", suspiro cansado y dejo sobre un mueble cercano la taza, tomo la silla del tocador de la chica, la coloco a un lado de la cama y se sentó. Observando detenidamente a la jovén, sus ojos eran rasgados, su nariz pequeña y respingada y sus labios, de tamaño promedio, esponjosos y de notoria textura suave. Su piel morena, lisa y suave, sin duda alguna la joven Villavicencio era hermosa, tan física y emocionalmente.

Realmente se sentía culpable, tomo con delicadeza la mano de la chica, la acerco a sus labios y la beso con suavidad, acto seguido empezó a darle pequeñas caricias a su mano.

—Perdoname, no quería hacerte daño—hablo en voz baja—Disculpame de verdad, prometo comportarme y servirte como se debe...

—Con que seas mi amigo es más que suficiente—hablo con voz débil la castaña.

Haciendo que el chico soltara de golpe su mano por el susto que le causó. Tal acción causó gracia en la chica, que lo veía con una sonrisa en labios.

—TN...—balbuceo el azabache.

—Chimo...

Ambos se miraban a los ojos. Ninguno decía nada.
Chimo se acercó nuevamente a ella, la ayudo a reincorporarse para que estuviera sentada.

—¿Aún duele? —pregunto el chico frunciendo el ceño preocupado.

—Un poco—mintió la chica, no quería que se siguiera sintiendo mal Chimo.

—Mentirosa—murmuro Chimo desviando la mirada. Acto seguido se acercó a la taza de té que hizo para la castaña—Te hice un té, para que baje el dolor—hablo sonrojando se un poco.

Pues la castaña no apartaba la mirada de él, lo cual lo ponía nervioso y de algún modo ansioso a la vez. ¿Por qué se sentía así? Era la primera vez que se sentía así, tan nervioso por la mirada de una chica.

—Muchas gracias.

Con calma tomo la taza entre sus manos, rozándose con las manos de Chimo, causando un corriente eléctrica entre ambos. Ambos sentían lo mismo, nervios. Las mejillas de ambos estaban sonrojadas, sus corazones latina con fuerza. Era un sentimiento nuevo para ambos, era tan lindo y feo a la vez aquel sentimiento. Les gustaba y asustaba a la vez.

Por Tí || Chimo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora