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Capitulo I Temporada 2

Se escuchaba con fuerza la música que tocaban las calaveritas de azúcar, todos reían, bailaban y conversaban, algunos simplemente observaban las cosas que vendían algunas calaveritas de azúcar. Pero de todo el lugar resaltaban dos calaveritas de azúcar sobre todo, eran muy traviesas y bromistas. Era lo que mas le gustaba ver a esa joven tan extravagante que apareció en su vida. 

—Vamos niña, no podemos quedarnos a ver a esas calaveritas de azúcar toda la vida. 

—¿Vida? Pero si ya estamos muertas—río la castaña. 

—Sabes a que me refiero.

—No se enoje Señorita Jin. 

Jin era una joven de pelo rosa, guardiana de una piedra poderosa conocido como "Kodice"  que contenía un poder poderoso que incluso podría llegar a unir el mudo de los vivos con el de los muertos, pero si se hacía eso solo llegaría hacer una gran catástrofe para todos, tanto para los vivos y muertos. 

—En vida eras alguien de dinero, se puede ver con el vestido que tienes—comento Jin. 

—Ah... eso, sí, si lo era—respondió la castaña frunciendo el entre cejo. 

—Y se ve que no te gustaba serlo. 

—El dinero no lo es todo en la vida, ¿sabes? 

—Tal vez. 

—¡Otra vez ustedes! ¡Queremos que recojan todo!

Escucharon los gritos del alcalde de la ciudad de las calaveritas de azúcar sumamente furiosa. La castaña que acompañaba a la Señorita Jin soltó una carcajada divertida por la situación, ese era su lugar favorito en la tierra de los muertos. Ni cuando estaba viva se divertía o reía de ese modo. Por otro lado la chica de melena rosada no podía apartar la mirada de la castaña. Cuando la conoció parecía un gato asustadizo, desorientado por la situación en la que se encontraba, hoy en día no era nada comparada a esa primera vez. No podía dejar de verla, era alguien linda, divertida y realmente carismática, hubiera preferido conocerla en vida que en muerte y tal vez sentir como su corazón latiera con fuerza por la presencia de la chica, pues no podía negar que era atractiva.

—Vamos, aún tienes que aprender mucho para ser la siguiente en cuidar el Kodice.

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—Necesitamos el Kodice para hacer eso.

Hablo un chico con la mayoría de la cara vendada, a su lado se encontraban dos hombres más. Uno chaparro de cabello grande y voluminoso de traje azul y el otro extremadamente alto y musculoso con una piel de jaguar por sus hombros.

—¿Crees que no lo sé? Te recuerdo quién ha estado aquí más tiempo que ustedes y que conoce más está zona—hablo una mujer.

Era alta, de cabello negro y largo, su vestimenta también era negra, lo que destacaba de ella era su piel pálida y sus ojos rojos. Era hermosa la mujer, pero lo que tenía de hermosa lo tenía de malvada y despiadada.

Por Tí || Chimo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora