Capítulo 14

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ENTRE TÉS Y CHARLAS

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     Zeynep y Adem llegaron juntos a Umutla para hablar con Faisal acerca de los nuevos objetivos relacionados con el barrio. Su otro compañero, Kerem, estaba esperándolos en la oficina. Sin embargo, cuando pasó frente al taller, se sintió desanimada recordando la conversación del día anterior. Respiró hondo sin que su acompañante se diera cuenta y siguieron caminando.

     Al pasar el taller, escuchó la voz de Mert pronunciando su nombre.

 —¿Podemos hablar? —preguntó Mert, quien ya se encontraba frente a ella.

—No tenemos tiempo, pequeña—intervino Adem obtuso antes de que Zeynep dijera algo—. Vamos, que se hace tarde.

     Mert puso los ojos en blanco. No supo qué había odiado más; si el «pequeña»  que había dicho con intención, o que respondiera por ella.

—Ella puede hablar por si misma.

—Y yo puedo hablar cuando quiera—replicó desafiante.

—¡Ya basta! —intervino Zeynep.

—¡Él empezó! —exclamó Adem, justificándose.

—Tú fuiste quien se metió en la conversación—arrugó la frente.

—¡No importa! Solo dejen de discutir—miró a Adem y después volvió su mirada a Mert—. ¿Podemos hablar luego? Tengo una reunión importante y voy tarde.

—¿Y cuándo termina la reunión?

     Adem bosquejó una mueca de desagrado.

—No lo sé, quizá en dos horas—supuso Zeynep mientras se rascaba la cabeza—. Hablaremos sobre los nuevos proyectos que te comenté.

—Al señor Faisal no le molestará que llegues tarde. Solo serán unos minutos—sonrió persistente.

—Te dijo que estaba ocupada ahora—intervino Adem, quien parecía no querer que Zeynep hablara con Mert—. ¿No entiendes cuando alguien no quiere hablar contigo?

     Zeynep fulminó a su amigo con la mirada; pero al mismo tiempo se miraba confundida por la actitud del chico. 

—Escúchame bien, imbécil—dijo, dirigiéndose a Adem—. Estás comenzando a irritarme muchísimo y si no te limitas...

—¿Qué harás?

—¡Adem! —interrumpió Zeynep, rodando los ojos—. Por favor, basta. Tú también, Mert.

—Zeynep, ¿cómo puedes ser amiga de él? —inquirió Mert irritado—. Tiene todo lo que no debería tener un amigo, y a parte es un controlador.

—¿Sabes desde cuando nos conocemos imbécil? —sonrió desafiante—. Necesitas más que eso para...

—¡Basta! —soltó perdiendo la paciencia—. Adem, nos vemos en la oficina de Faisal.

—¿Harás lo que él quiere?

—¡Hare lo que yo quiera! —frunció el ceño—. ¿Qué pasa contigo? El otro día hablamos de lo mismo. 

     Adem respiró profundo, intentando calmarse. Se acomodó la chaqueta de cuero, y asintió, alejándose de ellos con pasos pesados.

—Psicópata—susurró Mert cuando el muchacho se alejó.

—No te expreses de esa forma—añadió tratando de defenderlo.

RAABTA [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora