Prólogo

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Estaba incomoda, no sabía que hacer exacmente. Trate de llamar a Jackie, seguro seguía dormida. Espere otros 10 minutos parada frente a la puerta sin saber a donde ir.  Mire mi teléfono, tenía muchas notificaciones. Me irritaba que me etiquetaran en más notas sobre mi familia. Mi mente volvía a esos recuerdos, guarde el móvil y voltee a todos lados en busca de una pelirroja.

A lo lejos visualice a niño con una hoja en la que estaba escrito Jackie. A unos metros estaba la señora que busca hace uno momentos, hablaba con un guardia, se veía preocupada. Me acerque a el niño y me agache a su altura, aunque tampoco es que yo mida tanto. El me sonrió y abrazo. Supuse era el menor de los Walter, porque de no ser así podrían pensar que me robaría al pequeño.


- ¿Jackie? – me miró confusa la señora


Me separe del niño y mire a la señora con una leve sonrisa por la confusión.


- Leila de hecho, hermana de Jackie – extendí mi mano para saludarla – mucho gusto.


Me tomo por sorpresa su abrazo y correspondí unos segundos después.


- Disculpa la confusión – dijo apenada viendo el cartel qué llevaba el niño.


Me límite a asentir. Llego un joven con una sonrisa, tomó mis maletas y todos avanzaron hacia la salida. Me quede parada viendo como se alejaban. El menor corrió de regreso hacia mi, me tomo de la mano y me jalo hasta llegar a lado de los mayores.


- Vamos querida te llevaremos a casa – dijo la pelirroja con una sonrisa tan dulce que me recordó a Lucy.


Un recuerdo de como Lucy me sonreía a los 12 cuando no sabía que ponerme para mi primera "cita", en realidad me habían invitado por un helada pero estaba muy nerviosa, a punto de llorar por la frustración y ella llegó con su buen gusto a asesorarme. Cerré los ojos con fuerza, mientras intentaba pensar en otra cosa. Entre a mis redes sociales y lo primero que vi fue una foto de mi familia. Apague el teléfono, necesitaba desconectarme de todo.


En el trayecto me quede dormida y no es solo porque amara dormir, el viaje en avión me dejo agotada. Sentí como algo suave acariciaba mi mejilla, acomode mi postura en el asiento de la camioneta sin abrir los ojos, evite tallarlos pensando que me arruinaría el maquillaje, en eso recordé que hace unas semanas que no lo usaba, específicamente desde que las cámaras dejaron de seguirme y a mi hermana, hace mucho no nos apetecía juntarnos a maquillarnos. Sin temor alguno frote mis ojos y un largo bostezo provino de mi, unas cuantas risas me hicieron abrir de golpe los ojos, encontré una cámara a centímetros de mi, lo cual me sobresalto. Volví a cerrar los ojos pensando que estaba soñando, pero una dulce voz me hizo abrirlos.


- Déjenla en paz esta cansada – dijo un chico alto de gorro.


Lo mire agradecida cuando apartó la cámara de mi cara y se abrió paso entre los que estaban en la puerta. Se acercó a mi y miro a lado mio, en el asiento se encontraba un el menor walter dormido. Me ofecrio su mano para bajar del coche seguido tomo al niño en brazos y entró a la casa. Camine hasta estar frente la casa, era linda y grande. Seguí observando la casa, cada detalle, los carritos tirados en el porche, la patineta a lado de la puerta. Un grupo de chicos me invitaron a pasar, entre y ellos detrás de mi, cada paso era lento como si esperara que con un movimiento brusco la casa fuera a caerme encima. La película reproducida en la sala, una guitarra y videojuegos por doquier, sudaderas aquí y allá, llamo mi atención una pila de libros muy bien ordenados en una esquina de la mesa del comedor; inspeccione todo tan cuidadosamente qué olvide que tenia a un grupo de chicos detrás de mi.


- ¿Se puso pausa? – no voltee ya qué ahora observaba detenidamente una foto de la pelirroja con la que aparecer era mi madre hace varios años.


- No seas tonto, no es video como para ponerle pausa


Esta vez si voltee al oír una voz femenina, era una rubia muy linda que miraba mal al chico de la cámara.


- Esta en trance – esta vez hablo un chico de cabello negro.


Lo mire confundida al ser de los únicos pelinegros en el grupo de adolescentes. - Debe estar muteada – dijo un rubio con una sonrisa


- Will! – grito un chico delgado quien después me sonrió tímidamente – ¿la chica es muda?


Observe a cada chico sin pensar en si me veía grosera al hacelo, era tan raro y fascinante como cada uno era diferente, algunos rasgos los delataban familia pero nada más, fuera de eso eran tan diferentes cada uno con su estilo; algo me decía que convivir con ellos sería toda una aventura.


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NOTA!

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Me harían feliz comentando y votando. ☆

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