04: The Secret of the Museum

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04: El Secreto del Museo 

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04: El Secreto del Museo 


Habían pasado unas dos horas desde que se había encerrado en su cuarto a ver películas. Se encontraba viendo la escena final de Titanic, con los ojos llorosos y una caja de pañuelos desechables al costado.

-¡Noo! ¡James Cameron inservible!- gritaba desconsolada -¡¿Cuánto te costaba dejar que Jack se subiera a esa tabla?!

Al terminar la película, apartó su laptop y se recostó en su cama, mirando al techo, todavía procesando el final que acababa de ver. Le habían dicho que el final de Titanic era triste, pero no sabía que le afectaría tanto. Pero lo que Mara sí sabía es que le encantaría tener una pareja como Jack Dawson. Alguien joven, gracioso, soñador, gentil y amable, pero los chicos que ella conocía no eran ese tipo de hombres. No eran malos, pero tampoco eran como Jack.

Mara largo un quejido doloroso.

-¿Por qué los hombres buenos en las películas tienen que morir?

Pero todo su drama terminó al escuchar la puerta de la entrada cerrándose. Seguramente era Nick. Se levantó de la cama y se acercó al espejo de su escritorio, secándose las lágrimas. Al ver que parecía normal, salió de su cuarto, caminando hacia el de su hermano para saludarlo.

-¡Hola Nick!- exclamó entrando al cuarto -¿Cómo te fue en...

Se quedó callada al ver a su madre al lado de Nick, el cual estaba cabizbajo sentado en el borde de su cama.

-Pero, ¿Que paso?- pregunto preocupada, acercándose a su hermano.

-Despidieron a papá- contestó Nick, sin mirarla.

-¿Eh? Espera...¿Como?- balbuceo desconcertada, sin poder creérselo.

-Lo escuche cuando entré al museo, su jefe estaba enojado con él y lo despidió.

-Pero...cuando yo entre estaba todo bien- susurro Mara -Estaba todo bien.

-Ya sabes como es tu padre, Mara- le dijo su madre, acariciando su hombro.

-Pero, él nos dijo que todo iba a funcionar...que iba a mejorar- dijo ella, sintiendo como se le formaba un nudo en la garganta.

-Lo se, cariño, pero a veces las promesas no se pueden cumplir y hay personas que no las cumplen.

El teléfono de la casa sonó, haciendo que su madre saliera del cuarto para contestar, dejando a los dos hermanos solos. Mara se dirigió a su hermano el cual ahora se encontraba sentado al lado de la ventana de su cuarto, leyendo un libro.

Al sentarse al lado suyo, sintió como este se acercaba a ella y apoyaba su cabeza en su hombro. Mara, más tranquila, apoyó su cabeza en la de su hermano, mientras le acariciaba la espalda.

DANCING QUEEN/Night at the MuseumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora