𝑭𝒊𝒓𝒆, 𝒃𝒍𝒐𝒐𝒅 𝒂𝒏𝒅 𝒍𝒐𝒗𝒆
𝐃𝐀𝐄𝐌𝐎𝐍 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍
Daenerya Targaryen, la segunda hija del Rey Viserys y la Reina Aemma. A los 15 años fue casada con Ormund Beratheon, cuyo matrimonio no termino bonito que dígamos...
Los Beratheon...
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Aquel cabello platinado, como los rayos de la luna en una noche oscura, fluía con gracia al compás del viento que susurraba secretos en los jardines del Reino de Viserys Targaryen. Su piel pálida como la nieve recién caída en el invierno y sus enormes ojos violetas, llenos de una dulzura que parecía emanar del mismísimo corazón de los Siete Reinos.
[...]
En las sombrías estancias del enorme castillo, el llanto agudo de un recién nacido resonaba como un eco de desesperación en los oídos de Viserys Targaryen. Pero el rey apenas lo notaba, perdido en su propio abismo de dolor y desesperación. Sus ojos, llenos de tormento, permanecían fijos en el cuerpo frío y pálido de su heredero, cuya vida se había desvanecido apenas unos minutos después de nacer.
El sonido del llanto se mezclaba con el susurro del viento que se filtraba por las ventanas entreabiertas, creando una atmósfera de desolación que parecía envolver todo el castillo. Viserys se sentía como un naufragio en medio de un mar de angustia, incapaz de encontrar consuelo en su dolor abrumador.
Pero entonces, en medio del silencio roto solo por el sollozo del rey, una voz suave y quebrada rompió la quietud. Era la voz de la princesa Rhaenyra Targaryen, llena de compasión y ternura a pesar del dolor que también la consumía.
—Shhh, todo está bien... —susurró Rhaenyra con voz entrecortada, acercándose con cautela al lecho donde descansaba la pequeña niña. Sus manos temblorosas buscaron con delicadeza el frágil cuerpo de la recién nacida, envolviéndola con cuidado mientras sus ojos, llenos de lágrimas contenidas, se encontraban con los del atribulado rey.
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"Mi esposa ha fallecido. ¿Por qué no casarme contigo ahora?"
Daenerya, sorprendida por la propuesta, apartó suavemente la mano de Daemon de su rostro y lo miró con una mezcla de compasión y determinación.
"Es inapropiado", respondió con firmeza, aunque su voz temblaba ligeramente por la emoción.
"Pero, ¿por qué, mi Lady?", preguntó Daemon, acercándose aún más a ella, su aliento cálido rozando su piel. "Dracarys a todos los que se opongan", agregó en alto Valyrio con una mezcla de desafío y desesperación en su tono.
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