𝐂𝐀𝐏 08

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La sala del consejo está saturada de una tensión palpable

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La sala del consejo está saturada de una tensión palpable. Las lámparas de aceite proyectan una luz parpadeante que hace que las sombras en las paredes bailen de forma inquietante. Los miembros del consejo, con sus rostros marcados por el cansancio y la preocupación, se agolpan alrededor de Daenerya, bombardeándola con una lluvia interminable de preguntas. Cada uno intenta obtener claridad en medio de la confusión, y el murmullo de voces se entrelaza en un coro caótico.

Daenerya, con el cabello desordenado y la frente perlada de sudor, está al borde del agotamiento. Sus ojos, aunque cansados, reflejan una determinación feroz. Cada pregunta que recibe la deja más desconcertada y exhausta, y su paciencia empieza a desmoronarse bajo el peso de la presión.

Daemon, en la entrada de la sala, observa con una frustración creciente. Su postura es rígida y sus manos están cerradas en puños. La presión de la situación parece hacer que su ira hierva a fuego lento. Finalmente, su voz retumba en el salón, cortando el ruido como una espada afilada.

—¡Basta, mierda! —grita, su tono grave y autoritario silencia a todos los presentes. La sala queda en un abrupto silencio, y todos los miran sorprendidos por la interrupción. Daemon avanza con pasos firmes, su presencia imponente dominando la sala.

—Lo siento, mi príncipe, pero necesitamos saber exactamente qué ocurrió —responde un consejero, visiblemente molesto pero tratando de mantener la compostura.

𝑭𝒊𝒓𝒆, 𝒃𝒍𝒐𝒐𝒅 𝒂𝒏𝒅 𝒍𝒐𝒗𝒆 - 𝐃𝐀𝐄𝐌𝐎𝐍 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora