Capítulo 19

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El cielo era totalmente oscuro, cubierto de nubes y estrellas, con una redonda y luminosa luna en el centro. La aldea estaba calmada, después de ese trágico día y el funeral del 3er Hokage la aldea se había sumido en una pasividad absoluta. Rito se encontraba en su apartamento, echado sobre la cama, encima de las mantas con los brazos estirados y medio cuerpo fuera del colchón, con los pies posados en el suelo. Las luces de su apartamento estaban apagadas, y la única luz que le permitía ver el entorno era la luz lunar que se colaba por la ventana a la izquierda de la pared. Miró hacia arriba fijamente, casi sin parpadear, levantó el brazo, extendiéndolo al aire y abriendo su palma, como si intentara alcanzar algo invisible. Dirigió su mano a su cabello, acariciando con tranquilidad las zonas plateadas, cerró los ojos, sintiendo la suavidad de los mechones y dirigió su mano hacia abajo, ahuecándola en la cuenca de su ojo derecho, tapándolo.

Suspiró y dejó caer su mano, miró hacia la ventana y suspiró, viendo la luna. Miró el reloj, que marcaba cerca de la madrugada. No tenía sueño, a decir verdad, no durmió mucho desde el funeral del viejo. Tenía la mente repleta de los sucesos que acontecieron en las últimas semanas, intentaba comprender la razón principal por la que ocurrió todo ¿Por qué querría ese extraño hombre-serpiente acabar con la vida del viejo? ¿Y la Arena? ¿Por qué atacarían Konoha? ¿Qué obtenían todos de todo esto? La única respuesta que encontró fue: dolor, sufrimiento y muerte, ninguna de ellas aportaba ningún beneficio a la humanidad. Simplemente comprendió que todos actuaban según sus caprichos momentáneos de poder y riqueza.

Suspiró, dejando atrás sus revueltas mentales y levantándose de la cama. Rito cogió su armamento ninja y salió de su apartamento. Si no podía dormir en toda la noche al menos haría algo productivo y entrenaría el mayor tiempo posible. Las calles estaban vacías, los puestos y bares estaban cerrados, las calles estaban oscuras y corría una corriente de aire frío que le movía de un lado hacia otro el pelo y le ponía la piel de gallina.

Cuando llegó al campo de entrenamiento sacó unos kunais, empezando la práctica con ellos. Realizó una docena de clones de sombra que comenzaron a lanzarle los kunais de tres puntas con el sello implantado. Rito, con el uso de su ojo derecho, tendría que esquivar y lanzar de vuelta los kunais que la docena de clones estaban lanzándole sin compasión mientras se transportaban de un lado hacia otro para mayor dificultad. Una vez acabado con la docena de clones comenzaría su entrenamiento de ninjutsu y control de chakra; comenzaría corriendo por los troncos de los árboles, dirigiendo su chakra a sus pies para poder correr de forma vertical, luego daría un par de vueltas por el lago, cruzando por encima del agua para no perder práctica, y por último, cuando sentía que sus redes ya estaban lo suficientemente activas, comenzó con el ninjutsu.

Comenzó con los sencillos; gran bola de fuego, gran muro de tierra, ocultación entre niebla, etc. Estos primeros jutsus no le estaban dando grandes problemas, la bola de fuego tal vez salió demasiado pequeña, y el muro más grande de lo que quería, pero nada gravemente diferente a lo que planeaba. Cuando empezó a aumentar la complejidad de los jutsus no notó ningún problema, el jutsu Balas de Fuego lo hizo a la perfección, al igual que el jutsu Gran Cascada, entre otros de elemento fuego y roca que copió de Kakashi y otros jōnin que veía entrenar de vez en cuando. Sin embargo, empezó a notar algunos problemas; el jutsu dragón de agua salió gigantesco. El dragón podría haber medido fácilmente el mismo largo que el lago frente a él, eso le causó un cansancio mayor, además de inundar parte del campo que habia tras el lago. El jutsu de cenizas ardientes cubrió todo el campo de entrenamiento, y cuando se prendieron y las llamas nacieron. Rito no tuvo la oportunidad de salir de entre ellas, quedando totalmente chamuscado cuando lanzó un Kunai Hairashin fuera de las llamas y se transportó.

Soltó un chasquido de molestia viendo su ropa chamuscada y su pelo negro por las cenizas y el carbón, sus manos estaban llenas de cenizas e incluso le costaba respirar. Suspiró, hastiado. Iba a dar el entrenamiento por finiquitado, sin embargo, quería practicar antes el jutsu que copió de Kakashi: chidori. El chico suspiró, agarrando con fuerza la muñeca de su mano derecha con su mano izquierda, y empezó a concentrar chakra. Las chispas y los sonidos característicos de pájaros empezaron a sonar, una red estable de chakra se había formado en su mano, creando el jutsu, y cuando estaba a punto de sonreír y saltar de alegria por lograrlo a la primera, una enorme corriente de chakra salió de su mano, potenciando el chidori y chamuscando su mano. Rito deshizo rápidamente el jutsu, cayendo de rodillas y arqueando la espalda sobre sí mismo mientras apretaba su mano herida contra su pecho, siseando de dolor. Alejó la mano de su pecho y la vio: estaba cubierta de sangre, y en el centro de su palma había una enorme quemadura que mínimo tenía que ser de 2do grado. Siseó, mirando su otra mano, que sí bien no estaba en tan malas condiciones, también tenía algún rasguño.

The other childDonde viven las historias. Descúbrelo ahora