Tomo la mano de mi padre, que me mira con orgullo, mi padre es un hombre hosco y severo, nunca ha sido precisamente cariñoso, o agradable, su idea de disciplina consistía en hacernos caminar sobre piedras calientes, asegurando que es por nuestro bien. No es el padre más atento tampoco, solía confundirme con Lumila la mitad del tiempo, y olvidaba con facilidad nuestros cumpleaños.
Pero a su forma, nos amaba.
Al menos eso me gusta pensar, realmente es dificil saberlo cuando justo ahora estoy por ser entregada a un hombre que apenas conozco y padre me mira con satisfacción y orgullo.
- Frente en alto, Radha - dice con voz hosca - Estás por ser la reina - añade, antes de soreir con autosuficiencia - Y yo un hombre muy muy rico.
- ¿Realmente confías en la reina Neeja? - pregunto, atreviendome a expresar mi inquietud, padre se ríe y palmea su abultado vientre, si bien no somos en absoluto pobres, la reina le había ofrecido a mi padre un puesto en el consejo, y añadido a todo el dinero que Harold había pagado por mi durante el Palla Dastoor, definitivamente no tendrian de que preocuparse.
- ¿Qué clase de pregunta es esa? - se queja mi padre - confíe o no en ella, en un momento serás oficialmente la esposa del rey. Mi hija, la reina - dice tomando una respiracion profunda casi soñadora ante la idea.
Aprieto los labios, sintiendome algo decepcionada por la famta de interés en el motivo real de mi pregunta. No es como si ser la reina me diera algún poder, no cuando solo tendré el titulo de Reina Consorte.
Cuando la musica suena, anunciando la llegada de Harold, mi corazón da un vuelco, no puedo verlo desde mi posición, pero sé que probablemente se ve como todo un rey.
Cuando finalmente llega mi momento, papá me guía por el largo pasillo hacia la carpa de flores dividida por una cortina de olor fuerte, puedo ver la silueta alta de Harold, en el momento en que llego al mandap, la cortina cae con un sonido suave y casi musical provisto por los pequeños cascabeles que cuelgan en ella. Trago con fuerza al ver a Harold, su expresión es seria y casi fría, lo que no es para nada como el principe agradable y sonriente que me salvo de la fuente aquella tarde, pero en cuanto nuestras miradas chocan, su expresión se ablanda.
Su traje es de color marfil, con una banda roja y un turbante a juego, mi vestido es rojo, a juego con las joyas que adornan mi rostro, frente y manos, puedo ver algo de apreciación en la mirada del príncipe, pero si siente algo más al respecto, es difícil de entender. Mi padre extiende su mano, ofreciendo la mía.
Harold toma una respiración profunda, luciendo mortificado antes de mirarme a los ojos con tanta seriedad, sus ojos ambarinos enmarcados por gruesas pestañas oscuras llenos de intensidad.
— Juro hoy ante los dioses — comienza — que yo, Harold Zdorogzarkovitchdorv Hadir, estaré a tu lado para satisfacer las tres fases más importantes de la vida carnal: Dharma (deber religioso), Artha (riquezas) y Kāma (placer)
Extiende su mano, mientras que el purohit (sacerdote) se acerca con una pequeña vasija llena de agua, que es entregada a mi padre.
— Te entrego a mi hija, para que la guies y la conviertas en tu esposa — dice mi padre antrs de vertir el agua de la vasija sobre mis manos, el agua está tibia y es agradable, con un suave aroma a rosas — Recibela como tuya, y guiala en el futuro.
Harold hace una pequeña reverencia mientras que mi padre junta nuestras manos, mientras que el cantico en sanscrito del purohit comienza, marcando también el inicio del vivaha- homa, Harold toma mi mano con firmeza, lo que me hace notar la cicatriz en la palma de esta, es una cicatriz larga y levemente elevada, pero de alguna forma lo hace parecer...menos perfecto, más...accesible.
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Maldito Compromiso - A Hoffman Story
RomancePara Harold, su deber siempre fue el de ser rey, incluso cuando su pasión por la fotografía era lo unico que lo hacía feliz, luego de que su madre y su padrastro lo traicionaran e intentaran arrebatarle todo lo que le importaba, sus responsabilidade...