Expulsión

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Roger se bajó de su coche, vestido solo con un pijama y una chaqueta encima, incluso llevaba zapatillas de casa. Había sido llamado a altas horas de la noche por un asunto urgente, uno que ya se esperaba de una forma u otra, lo que no esperaba es que, aparentemente, Lordbug había participado.

Frente al edificio en obras había coches de policía, sí, pero también algunas furgonetas de la DGSE. Eso hizo que se relajara un poco, estando ellos allí, era poco probable que los policías corruptos se lleven a las chicas.

Con paso rápido, se dirigió a uno de los agentes, quien parecía nervioso, demasiado nervioso. Hizo una nota mental para apuntarlo como sospechoso de ser uno de los policías corruptos.

"¿Dónde están?"

El agente lo miró, optando por no decir nada sobre su atuendo, y señaló la entrada al aparcamiento subterráneo. Asintiendo, Roger se dirigió allí, pasando entre los policías y agentes de la DGSE, que se llevaban a rastras a algunos hombres.

Mientras bajaba, su mirada se detuvo en una mujer que se llevaban esposada, deteniéndose abruptamente con sorpresa. Era Léa Morel, dueña de Pink Dream, uno de los clubs nocturnos más influyentes de la ciudad, y una de las sospechosas de ser miembro de la mafia parisina. Lo que más le sorprendía no era verla allí, eran las heridas en su rostro, heridas que solo podían ser obra de una persona.

Apartando su mirada de ella, siguió su camino, tomando nota mental de eso y prometiéndose no enfadar nunca a Kitty Noir, por si acaso. En poco tiempo, llegó al lugar, viendo un grupo de chicas a un lado, tapadas con mantas y siendo interrogadas por varios agentes del DGSE, varios otros alrededor tomando fotos del camión y lo coches, pero ningún policía, aparentemente, no dejaban entrar a ninguno.

Su mirada se paseó por la sala, viendo dos cosas que llamaron su atención. La primera era Lordbug junto a su amiga de la DGSE, la segunda, y la más impactante, era Kitty Noir, algo apartada y sentada en el suelo con las piernas cruzadas, y junto a una chica de unos 19 o 20 años, un agente cerca, y una niña pequeña sentada sobre sus rodillas, acariciando su cabeza. La felina parecía estar relajada, los ojos cerrados y su cola moviéndose suavemente detrás, y cuanto más se acercaba, más escuchaba algo que lo desconcertó aún más. Estaba ronroneando.

Roger no sabía como sentirse acerca de eso. Sabía que dejó en ruinas un estadio, derrumbó un edificio y le dejó unas heridas muy feas a una de las jefas de la mafia, y sin embargo, allí estaba, ronroneando como una gatita inofensiva.

Tratando de ignorar eso, se acercó al héroe y a su amiga, Annette, está última saludándole, su mirada fija en la felina.

"Buenas noches Roger. ¿Cómo está tu hija?"

Roger se encogió de hombros, poniéndose a su lado.

"Lo normal, aunque sigue preguntando cuando vendrás a visitarnos."

"Eso te lo has inventado" contestó Annette con una sonrisa, haciendo que Roger se encogiera de hombros con una sonrisa propia.

"Puede."

A su lado, Lordbug los miro confundidos.

"¿Se conocen?"

"Algo así."

"Éramos compañeros en la academia" comentó Annette. "Por cierto, ¿cuándo ibas a decirme que tenías a dos superhéroes en marcado rápido?"

"Larga historia, te lo contaré la próxima vez que vengas a cenar."

"Eso es chantaje."

"Tómatelo como una venganza por aquella vez que me obligaste a ir a ver una ópera."

Las aventuras de Lordbug y Kitty NoirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora