❈•≪04. Colisión≫•❈

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Si Hongjoong tenía que describir a Mingi en el agua, la palabra que mejor se adaptaría sería sublime. Como uno de los lienzos majestuosos de Claude Monet, de trazados marcados y líneas brutas pero a su vez hermosas que convergían en una armonía perfecta de colores vibrantes.

Mingi era todo eso y más. Un retrato en combinación de distintos azules que brillaban en perseverancia y determinación férrea que te dejaba sin aliento. Unos ciento ochenta y cuatro centímetros de poder y grandiosidad inmaculada que destacaba a la vista bañada en una piel dorada de músculos torneados y bien trabajados.

Hongjoong en verdad se encontraba fascinado. Abrumado incluso de sus sentidos. Contemplar al atleta era como una viaje onírico indescriptible. Donde la realidad se entremezclaba con la fantasía en una danza seductora que no te permitía apartar la vista.

Mordiéndose el interior de la mejilla, el más bajo se deslizó en la grada que ocupaba y miró su cuaderno de bosquejos, lleno de retratos a medio terminar de su nueva musa. Dedos largos cargados de anillos pesados y pulseras artesanales, hombros anchos que nunca se concretaban y piernas largas siempre despatarradas en una invitación despreocupada. Rostro en ángulos variados pero con una mandíbula marcada y una mirada tenaz perpetua. Sonrisas ladeadas en una indulgencia conocedora y maliciosa.

Registros permanentes de secuencias pasajeras y sin terminar.

Suspirando en un anhelo acogedor, Hongjoong cerró el cuaderno y procedió a guardarlo en el interior de su mochila, escuchando de fondo como el silbato del entrenador retumbaba por las dimensiones del edificio en un eco molesto. Las chicas que habían estado animando a ciertos miembros del equipo, redujeron su alboroto a uno más contenido. Pasando simplemente a aplaudir o murmurar palabras de aliento embolsadas en un arrullo encantador.

Sonriendo con levedad, él sacudió la cabeza con ligereza, encontrando el comportamiento adorable. Los chicos en cambio que se hallaban presentes, se limitaron a silbar, mostrando una actitud más hosca. Lo que le hizo rodar los ojos, sin embargo, reconocía que el espíritu festivo y de aliento, seguía siendo algo positivo cuando se trataba del equipo de su universidad. Por lo que aprendió de Jongho, eran uno de los mejores a nivel nacional dentro del área. No recordaba si en tercer lugar o cuarto a comparación de otros centros.

En definitiva, eran bastante buenos.

—Te está mirando —anunció Wooyoung a su izquierda, una grada por debajo. Levantando la mirada, la dirigió hacia el bicolor, encontrándose con su postura relajada, deslizado en la grada y con los codos en la siguiente, usándola de soporte. Una sonrisa en los labios.

—¿Hace cuánto? —preguntó con una media sonrisa tirando de sus comisuras. En parte por la diversión y en parte por el conocimiento.

—Un rato —intervino Jongho, una cadencia baja y relajada. Su postura era más recta que la del bajo, no obstante, lucía cómodo con su espalda bien estirada y los hombros hacia atrás.

—Desde que salió de la piscina —aclaró Wooyoung, un murmullo divertido—. Yo creo que le gustas. O que quiere acostarse contigo, si es que no lo hicieron todavía.

Cubriéndose la boca con una mano, Hongjoong no pudo evitar la urgencia de reírse. Encontrando hilarante la acotación de uno de sus mejores amigos. Totalmente errónea.

—Ya te dije que no hemos hecho más que coquetear.

—Y tener una cita —recordó el castaño con una mano en alto. Abogando por un acontecimiento que no había sucedido de esa manera.

—Simplemente me llevó a comer —respondió tras rodar los ojos, luchando con la urgencia de mover la mirada—. Y allí no hicimos más que coquetear.

Blue - [MinJoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora