Blue - [MinJoong]

❈•≪08. Complicidad≫•❈

—¿Qué haces con el celular en mano? —preguntó una voz familiar—. ¿No deberías de estar prestando atención al entrenador? —levantando la mirada, Mingi se encontró con la apariencia pulcra de Seonghwa. Ojos redondos y facciones exóticas que te quitaban el aliento.

—Nada especial —respondió con sencillez, continuando con lo que estaba: girando su móvil en su mano, a la vez que pensaba apropiadamente en un mejor apodo para designar a uno de sus contactos. La tarea siendo más compleja de lo que anticipó.

Su respuesta, como era de esperarse, no convenció a Seonghwa, quien de forma muy elegante, procedió a tomar asiento a su costado en las gradas inferiores. La ligera conmoción que causó su sola acción, le hizo rodar los ojos. Comprendía bien que su amigo fuera alguien atractivo, pero las reacciones a los mínimos detalles de éste, le parecían exageradas en extremo, pero teniendo en cuenta que la mayoría se encontraba en la cúspide del calentamiento hormonal, lo comprendía mejor. Sólo un poco y por estarlo experimentando. Nada más.

—No sabe cómo nombrar a su nuevo ligue —comentó San una grada por encima de ellos. Inmediatamente, el nadador del grupo se volteó y le dio una palmada en la pierna, por entrometido, causándole un dolor sentido. Lo que supo por la manera en la que sus labios se torcieron y su expresión se crispó.

—¿Tienes uno nuevo? —preguntó Seonghwa, confundido. Más interesado en el tema en cuestión que en la atestiguada agresión. Lo que ya decía mucho del siempre correcto Park.

—Ya lo conoces —dijo esta vez Yunho, quien únicamente se ganó una mala mirada por parte de su amigo. Sonriendo con inocencia, el alto se disculpó por lo bajo.

—¿Es así? —preguntó el pelinegro con la cabeza inclinada, pensativo. No mucho después, su expresión de rasgos mixtos se iluminó como un farol incandescente, sus neuronas trabajando rápido para encontrar la respuesta más acertada, siendo el caso—. ¿Hongjoong, cierto? —preguntó con cierta vacilación—. Creí que no era tu tipo.

Y no lo era, para ser francos, Hongjoong se alejaba mucho de lo que tendía a buscar en chicos. Seguro, era bajo y en demasía lindo. Pero eso era todo, su personalidad de zorro y su picardía no eran puntos que le atrajeran desde un principio o por lo general, ya que por el contrario, lo tiraban para atrás tanta honestidad directa. Sin embargo, esa había sido una primera y rápida impresión de alguien. La cual no era del todo válida pero sí impactante.

No fue hasta que lo observó bien, que notó lo hermoso que era el sujeto de menor estatura y de llamativa cabellera morada. Poseyendo ojos redondos y tan expresivos que no se cansaba de contemplar la profundidad castaña de sus iris, generando esa sensación de anhelo en su pecho como un nudo indescriptible pero palpable de una manera abstracta. Pestañas largas y tupidas que le adornaban el rostro y le acariciaban la piel con gentileza, junto con el puente pronunciado de su nariz respingada, era todo un encanto. Atributos que enmarcaban su atractivo en un retrato onírico.

La realidad es que sin importar el ángulo en el que se lo contemplara, su belleza seguía siendo cautivadora, pero diferente a la de Seonghwa que naturalmente te hacía gravitar en su dirección y contener el aliento un segundo o dos. Sino que tenía un efecto parecido al ya mencionado anhelo, al menos en su persona. Era deslumbrante con esa personalidad pícara y astuta como la de un zorro. Dotado de dichas características que sólo elevaban su encanto grácil a otro nivel. Y estaba seguro que cualquiera que se fijara un instante en Hongjoong, sentiría esa opresión en su pecho y cómo su garganta se cerraba, desprovista de palabras reales. Sin embargo, su composición etérea no dejaba de ser digna de admiración. Después de todo, era como una obra de arte que evocaba a las emociones más suaves y a los cuidados más tiernos.