Hongjoong no sabía poner en palabras cómo es qué se sentía. El sudor en sus manos era incontrolable, persistente en una sensación que no podía regular. Mientras que su sangre viajaba a una velocidad descontrolada hacia sus oídos y el sonido de sus palpitaciones eran como las de unos tambores. Molestos y ensordecedores. Los labios los tenía secos sin importar cuánto los humedeciera y sus piernas no dejaban de moverse de un lado al otro. Pasando el peso de manera constante.
No sabía si calificarlo de inquietud o nerviosismo. Tal vez, incluso de ansiedad. Era tan enredado y confuso que lo tenía un poco desequilibrado.
Lo único de lo que estaba consciente, era de las sensaciones antes mencionadas, de su entorno ruidoso: voces al pasar en conversaciones entusiasmadas, carcajadas lejanas que se sentían plasmadas en una constancia perpetua y murmullos ininteligibles que se perdían en el viento. Y también, Hongjoong era muy consciente de sí mismo, de cómo vestía y de su sola presencia parada de forma nerviosa al costado de su propio edificio.
Cuando Mingi y él quedaron para la cita, decidieron que el moreno lo recogería, en cuanto al código de vestimenta, lo único que se dijo, es que sería casual. Nada muy forma o informal. Relajada al gusto de ambos. Después de todo, no visitarían nada muy lujoso, todo acorde al presupuesto de ambos. Y Hongjoong estuvo bien con eso, pero cuánto más tiempo pasaba sumido en la anticipación de cuándo Mingi aparecería, más comenzaba a dudar de si lo suyo encajaba en la etiqueta de "casual".
Porque para al día de hoy y al ser mediados de otoño, Hongjoong decidió vestirse con una prendas que fueran realmente cómodas y nada ostentosas. Manteniendo esa primera idea cómo base, se decantó por una remera blanca, simplona y lisa, combinada con una remera crop-top azul y de un material afelpado, para no sentir la brisa y andar descubierto ante ella. Porque en algunas ocasiones, podía ser una bastarda. Y él prefería evitarla. Razón por la cual, en esta ocasión decidió ponerse unos pantalones sin roturas, de color negro y de mezclilla. En los pies llevaba unas zapatillas de plataforma american sport y también negras. En sus ojos había apenas un rastro de sombras naranjas y su cabellera, la llevaba atada, en una coleta alta. Su flequillo caía sobre su frente en una indicación juvenil y de soltura refrescante.
Siendo esa su definición de casual.
Y cuando el ruido conocido del Jeep de Mingi entró en escena, ingresando con naturalidad en su campo de visión ese gris opaco, Hongjoong pudo atestiguar; después de que se detuviera y la puerta fuera abierta, la definición del moreno sobre la casualidad.
El nadador llevaba una remera de cuello de tortuga ajustada a las líneas profundas de su cuerpo, remarcando su pecho amplio y sus pectorales firmes, era de color negro y parecía ser de un material fino. Sin embargo, encima traía la misma chaqueta de mezclilla gris deslavada que le vio usar por primera vez en la fiesta hace meses atrás. En las piernas traía unos pantalones azules, oscuros y con cadenas que podía quitar si así lo deseaba. Eran tres, ni muy gruesas ni muy finas. Y el único rastro de maquillaje era en sus ojos, en tonos cafés, claros, y mientras que en sus manos, los anillos y las pulseras no faltaron. Teniendo tres en el derecho y dos en el izquierdo. Los cinco siendo grandes. Distintivos, pero sólo uno de ellos tenía una joya roja que lo hacía destacar por encima de los demás. Su calzado constaba de unas zapatillas deportivas negras y planas.
Lucía de revista y Hongjoong, todavía parado en su lugar, no pudo apartar los ojos de él. Sintiéndose atraído como un insecto a la luz. No obstante, todas esas sensaciones, sólo amplificaron las anteriores. Haciendo que se remueva en su sitio y se relama los labios. Borrando todo rastro de tinte que alguna vez existió.
Lo único que rompió su burbuja, fue su mismo acompañante, que luego de unos minutos que se percibieron eternos, carraspeó la garganta, para acto seguido, echarse una risa ronca. Breve pero algo maliciosa.
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Blue - [MinJoong]
FanficEllos no se llevaban ni bien ni mal. No se amaban ni se odiaban. Se hallaban en un punto entre el desconocimiento y la tensión incómoda. Estaban estancados en una distancia calculada y una intimidad ambigua. Lo suyo no tenía una categoría ni una exp...