II

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Julio 2013

Dos hombres frente a mi. Mi cabeza solo piensa en todo lo malo que podrían hacerme en un segundo pero, la realidad es que están intentando cocinar pasta.

—¿Te gustan con salsa? —preguntó el mayor, Gusty.

Los dos estaban actuando como si yo fuera la amiga de alguno de ellos y la realidad era que media nación había sido engañada por mi padrastro y todas las fuerzas policiales y armadas me estaban buscando.

—¿Tiene cebolla?

—Si tiene pero ni la vas a ver. Lo prometo.

—Esta bien. 

—Maxi ¿lo viste a Guido?

—Se fue después del medio día. Debe estar con quien ya sabemos.

—No lo entiendo. Perdió toda cordura por esa chica.

No entendía nada de lo que estaban hablando, tampoco les voy a preguntar. No debería ser de mi interés.

—Alexa ¿Te sigue doliendo la cabeza?

—No. Ya se siento un poco mejor.

Solo me duele el resto de mi cuerpo y siento que la angustia me llevará directo a un abismo oscuro, sin control.

—¿Hay algo que quieres decirnos? ¿Hay algo que quieras saber de nosotros? Solo pregunta, hasta que tengamos una solución tendremos que convivir.

—¿Ustedes son hermanos?

—Si, los tres somos hermanos.

—¿De qué trabajas? —le pregunto a Máximo sin rodeos.

—Caíste en manos de una de las más famosas bandas del país.

Definitivamente me está tomando el pelo.

—Es obvio que no nos conoces porque viviste años fuera del país.

—¿Estas bromeando verdad?

—No, todo es verdad. La puerta azul te llevará a nuestro mini estudio.

Preferí no moverme. Voy a quedar como idiota si caigo en sus bromas.

—Somos "Burn", tocamos rock. 

Máximo habla con tanta convicción que prefiero creerle. 

—¿Te gusta el rock? o ¿cual es tu tipo de música favorito? 

—La verdad no sé. 

Ambos se giraron y me miraron sin entender. 

—Donde vivía estaba prohibido escuchar música.

—¿Estás bromeando no?

—No, era algo así como un convento así que las únicas canciones que conozco son canciones cristianas y en alemán.

—¿Por qué te enviaron allí? 

Mi silencio les contestó.

—Perdón, no quería incomodarte, no tienes que contarnos nada que no quieras.

—Esta bien, es solo que, no puedo evitar llorar cuando lo recuerdo.

—Eres libre de llorar aquí, en el comedor, en el patio, en donde sea.

—Fui educada para no mostrar mis sentimientos. Las mujeres no debemos ser débiles frente a nadie, no debemos de dar lastima. 

—En nuestra casa, eres libre, puedes hacer todo lo que sientas. Solo no puedes salir, no hasta que encontremos una solución y podamos ayudarte. Mañana iré por ayuda.

Vienen por mí (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora