IX

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21 de Septiembre 2013

—El agua esta helada —me quejo.

—Cerra bien todo cuando te vayas a dormir ¿si?

—Te vas a ir —le hago ojitos.

—Voy un rato o voy a quedar mal con los que me invitaron.

—Esta bien —me sumerjo dentro del agua y vuelvo a salir.

—Te dejé comida en la mesa.

—No te preocupes, ve a tu fiesta. Que te diviertas.

Guido me sonreía mostrándome sus dientes.

—Llámame si pasa algo.

—Si me pasa algo no te voy a poder llamar, porque me va a estar pasando algo Gui.

—No, ya te conozco. No me vas a manipular con eso.

Me reí nadando hacia las escaleras.

—No va a pasar nada —hablo ya fuera de la pileta.

Guido se puso su gorra negra y se acercó a la puerta.

—Chau, saludo a tus chicas.

—¿Qué chicas? No tengo chicas.

—Y a la única que quiere ser tu chica, la dejas sola.

—¿Que dijiste?

—Nada —vuelvo a reír y lo saludo nuevamente con mi mano.

—Te odio.

—Se te hace tarde.

Guido salió por la puerta y por mi parte me dirijo a la cocina para ver que me habían dejado para comer.

—Estúpido Guido, me deja sola.

Seguro van a haber un montón de chicas que se le van a querer tirar encima, mujeres de su edad. Con las cuales si puede tener relaciones. El reloj marcaba las 22:30. Era temprano para irme a dormir, así que puse música y apague las luces del patio para poder sentarme sin problema.

Las estrellas eran increíbles, en el verano las puedo disfrutar aún mas. Eran cientos de ellas, una vez con Maxi nos pusimos a contarlas, Gusty nos tiro agua porque según él se nos escuchaba contar desde el segundo piso.

Cerré mis ojos por un momento.

***

—Alex, Alex —abrí mis ojos con rapidez.

—¿Guido?

Tenía al rubio sobre mi. 

—¿Que haces acá? Me asustaste, no me contestas el teléfono.

Le sonreí.

—Me dormí, perdón.

Me miró como si me fuera a matar pero por mi parte me acomodé mejor.

—Perdón por arruinarte la fiesta, eres libre de volver, iré a dormir. 

—Prefiero quedarme acá.

—¿No fueron tus chicas?

—Ya lo hablamos.

—¿Que tengo que hacer para ser una de tus chicas? Bueno, que más tengo que hacer.

—Dios, me vas a volver loco, no tienes que ser así de directa.

—¿Entonces que quieres que te diga?

Vienen por mí (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora