Los murmullos no se hicieron esperar y las cámaras se encendieron dirigiéndose hacia la reina, quien parecía estar fuera de sí.
—Jennie, será mejor que te calmes —dijo Taehyung tratando de acercarse a ella.
—¡No! —gritó sorprendiendo a todos—. ¡No voy a permitir que me hagas daño! ¡Está es mi casa, mi vida, miii reino! ¡Este hombre, quiere sacarme de mi lugar como reina para meter a la amante que él mismo le robó a un traficante!
Un jadeo colectivo se escuchó por toda la habitación.
Jin entró y la tomó del brazo para llevársela sin más. Frente a la vista de todos fue amable pero apenas se alejaron de ahí la arrastró hacia el único lugar que ambos conocían, ahí donde Jennie se había encargado de borrar cualquier indicio de vigilancia del rey con ayuda de aquellos pocos aliados que tenía dentro del palacio, se la llevó aprovechando el tumulto de personas que querían cuestionar al rey.
Se alejó lo suficiente durante largo rato por los senderos de la propiedad hasta llegar a los jardines más alejados. Miró alrededor y la encaró.
—¿¡Qué crees que haces, pedazo de estúpida!? —gritó furioso al verla perder los papeles.
—¡No me grites! —dijo la mujer—. No te atrevas a gritarme, no lo voy a permitir.
Se tocó la cabeza como si aquello fuera necesario para evitar que su corona se cayera de su sitio.
—No tienes derecho a quitármela —dijo como si fuera una niña y Jin se llevó las manos al rostro de frustración—. No voy a permitirlo, Taehyung.
—No soy Taehyung, con un carajo —dijo Jin—. Deja de parecer una idiota histérica. ¿No te das cuenta de que lo estas echando todo a perder? Te saqué de ese maldito lugar para que parecieras una mujer normal, pero gracias a tu numerito solo has quedado como la loca de la familia. ¿¡Esperas dejar a tu esposo como el pobre hombre que tuvo que buscar una amante porque la demente de su mujer no es capaz de continuar como reina!?
—¡No me hables así! —gritó en medio de un puchero—. No lo hagas, Jongin.
El hombre dio un suspiro furioso y entornó los ojos.
—Entiende que eres la más estúpida de las mujeres —dijo furioso—. Puedes echarlo todo a perder. No se trata de que dejes a Taehyung como la víctima sino que la gente crea que puedes reinar sin Taehyung.
Jennie se tapó las orejas y negó repetidamente como si fuera una niña.
—La, la, la, la, la —dijo ella—. No te escucho.
Siguió tarareando un par de veces mientras Jin le miraba sin poder creer lo que pasaba.
—¡Ya cállate! —gritó al mismo tiempo que le daba una bofetada para silenciarla, lanzándola al piso luego el impacto—. Dios mío eres un verdadero problema, pero eso gano por hacerle caso a la otra idiota de tu hermana.
Jennie comenzó a llorar tirada en el piso y miró al hombre frente a ella antes de hablar.
—¿Por qué me golpeas? —Sus llorosos ojos le miraron con dolor mientras el solo entornaba los ojos—. Yo solo quiero que cuidemos de nuestro hijo.
—Deja de decir estupideces —dijo Jin—. No sé por qué demonios hice caso. Quizás si lo hubiera hecho yo solo, ahora tendría más éxito que con dos idiotas como ustedes.
La sujetó del cabello con fuerza y la hizo mirarlo mientras ella emitía un quejido de dolor.
—Ahora mismo vas a ir a tu habitación, te vas a encerrar y vas a decir solamente lo que yo te diga cuando yo te lo diga, ¿está claro? —preguntó furioso—. Si vuelves a cometer una estupidez como la que hiciste hace un momento, te juro que yo mismo me voy a encargar de dejar viudo a Taehyung.