ᴄᴇʟᴏ ᴏᴍᴇɢᴀ

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Los celos destacan por ser periodos con cierta duración de tiempo en los que, independientemente de la casta a la que se pertenezca, se tiene una enorme necesidad sexual.

Los celos del omega siempre eran iguales. Los días antes de que su celo llegará, buscaba quedarse en casa todo el día y le pedía a Frank hacer lo mismo para compartir un poco de tiempo hasta que el día de su celo llegaba y le rogaba a Frank que se hiciera cargo de él durante todo el tiempo que su celo duraba.

Esta vez había sido completamente diferente. Todo comenzó cuando Gerard parecía querer estar lejos de él todo el tiempo, lo comprendió y le dejó tener su espacio tanto tiempo como lo necesitara.

Estuvieron así aproximadamente cuatro días, cuatro días en los que Frank decidió dormir en otra de las habitaciones de la casa, pensando que eso era lo mejor en aquella situación tan inusual.

Las cosas eran así hasta que un día despertó con el omega sentado en su regazo. Sus ojos brillaban, el reflejo de aquellos ojos color esmeralda le hicieron soltar un suspiro.

—¿Gee?

—Estoy en celo —respondió— pero no quiero tener sexo.

—Oh —murmuró sorprendido pero dispuesto a escucharlo— ¿Entonces qué quieres?

Gerard miró al alfa, mordiendo un poco el interior de su mejilla mientras pensaba. —Quiero... Quiero que subas a la habitación conmigo y me abraces con fuerza, puedes acariciarme un poco.

Frank sonrió al escucharlo y acunó el rostro de su omega entre sus manos para acercarlo y besar sus mejillas. —Por supuesto mi amor —se puso de pie, levantando al omega en sus brazos para llevarlo a la habitación y poder acurrucarse juntos en la cama.       

𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂𝒄𝒆𝒎𝒃𝒆𝒓「𝑭𝒓𝒆𝒓𝒂𝒓𝒅」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora