El amor se vuelve peligroso cuando te enamoras de la persona que más te odia, porque tus sentimientos quedan expuestos a su completa manipulación. La línea que divide al amor y el odio es bastante estrecha, y nuestras protagonistas danzan sobre ella...
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Lunes 5 de Noviembre, 2018 (tarde)
Sonaba la campana para el último receso del día, Adora se había quedado en el salón explicándole algo de la materia a una de sus compañeras. Mientras Bow la esperaba fuera del salón, pudo ver a su entrenador de básquetbol al final del pasillo y decidió ir a saludarlo.
- Hola entrenador. -Saludó amistosamente.-
- Oh, hola Bow. -Le devolvió el saludo.- Que bueno encontrarte, ¿Estás ocupado?
- No, ¿Por qué?
- ¿Podrías ir a cerrar el gimnasio? -Le extendió las llaves.- Ningún curso lo usará más por hoy. Iría yo mismo, pero no he comido nada en todo el día y muero por ir a la cafetería. -Explicó algo avergonzado.-
- Claro, no hay problema.
El joven moreno tomó las llaves y se dirigió al gimnasio. Se asomó por la puerta para ver si todavía había gente dentro y para su sorpresa así era.
Catra estaba sentada en las graderías más altas haciendo algo en su cuaderno, seguramente escribiendo o dibujando. Se fijó bien y no vió a nadie más dentro. Una idea cruzó por su cabeza, sacó su teléfono, salió del gimnasio y le marcó a su mejor amiga.
- ¡Adora, Adora! -Gritaba en murmullos a su teléfono.- Tienes que venir al gimnasio enseguida.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Catra está aquí y tengo un plan para que finalmente puedas hablar con ella. -Escuchó el jadeo sorprendido desde la otra línea.- Pero para eso tienes que venir YA.
Bow cortó la llamada y se quedó vigilando a la castaña. Al par de minutos la rubia llegó corriendo como si su vida dependiera de ello, se tomó un minuto para recuperar el aliento y por fin habló.
- Bien, ¿Cuál es el plan?
- Sólo entra allí, yo me encargo del resto. -Empezó a empujarla de los hombros, ya que ella no se movía.-
Al entrar, Adora no tardó en divisar a su amada en las graderías. Tomó una buena bocanada de aire para acumular el valor suficiente y caminó en su dirección. Catra la vio acercarse por el rabillo de su ojo y su expresión relajada cambió estrepitosamente. Rápidamente empezó a juntar sus cosas y estaba por irse.
- Espera. -La detuvo Adora.-
- ¿Ahora qué es lo que quieres? -Preguntó realmente fastidiada.- ¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz de una buena vez?
- Sólo quiero que hablemos. -Tenía que mirar hacia arriba.- Si después de hoy no quieres volver a dirigirme la palabra, lo entenderé y dejaré de intentarlo. -Catra la miraba con los ojos entrecerrados.-Lo prometo.
